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La propuesta de autogobierno de CiU tensará al máximo las relaciones con el PP

Los nacionalistas presentarán en marzo su proyecto ante el Parlament

Francesc Valls

'Será la prueba del nueve', aseguraba un dirigente de Convergència i Unió al referirse a la recepción que tendrá en el Partido Popular la propuesta de autogobierno que la federación nacionalista llevará probablemente el 5 de marzo ante la comisión parlamentaria correspondiente. Y es que el apoyo del PP al Gobierno de Jordi Pujol se pondrá más en juego que nunca cuando CiU presente en el Parlament su proyecto para elevar el techo del autogobierno. La federación nacionalista pretende recuperar la centralidad política que le ha arrebatado la izquierda con su pacto a tres bandas. Pero lo hace con miedo a los inciertos horizontes de futuro que se le abren si el PP, en respuesta, les deja sin su apoyo en la Cámara catalana.

CiU intenta recomponer su perfil político más nacionalista. Jordi Pujol ha utilizado un extenso argumentario para rechazar la oferta de Aznar para entrar en el Gobierno central. A ello se suma que el Ejecutivo catalán ha decidido recurrir la ley de Estabilidad Presupuestaria ante el Tribunal Constitucional.

Y, de momento, el hilo que les une con el PP ha resistido. Los populares todavía se niegan a apoyar la creación de una comisión de investigación en el caso Pallerols, de presunta financiación ilegal de Unió Democràtica. Los dirigentes de CiU saben, no obstante, que el equilibrio es frágil y que la cuerda se tensará al máximo cuando la federación presente su proyecto ante la comisión de estudio del autogobierno. En principio, el texto no superará las líneas maestras del documento Argullol-Bayona: respeto al marco constitucional y estatutario sin plantear la reforma.

Eso sí, el documento irá acompañado de medidas de pirotecnia simbólica -selecciones deportivas nacionales- junto con otras de calado, como convertir el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en la máxima instancia judicial; la participación autonómica en los consejos de ministros de la Unión Europea; participación de la Generalitat en el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Consejo General del Poder Judicial; el tribunal de Cuentas; el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

En CiU hacen números y esperan que todo eso no suponga la pérdida de apoyo del PP por lo menos en el primer semestre de presidencia española de la Unión Europea. La federación modulará su mensaje para no exasperar a los populares. El PP, desde la madrileña calle de Génova, da muestras de paciencia sin ceder ni un ápice en su proyecto salpicado de iniciativas legislativas neocentralistas. La incógnita está pues en saber cuándo colisionarán los dos planetas.

Entrevista con Aznar

Jordi Pujol tiene pendiente una entrevista con José María Aznar en la que le expondrá las propuestas autonómicas de su Gobierno. La reunión se celebrará, según previsiones, en marzo. De momento, no hay prisa. Queda, si se agota el plazo, más de un año para las elecciones autonómicas y CiU en este inicio de 2002 ha logrado destacar el perfil nacionalista ante su electorado. Hay que hacer gestos y el segundo paso será la propuesta convergente para levantar el techo del autogobierno. Si el PP retirase el apoyo a CiU, los nacionalistas podrían optar por endurecer el texto y proponer la reforma del Estatuto y de la Constitución. Pero ése es un escenario al que la cúpula convergente no desea llegar.

El conseller en cap, Artur Mas, precisa tiempo para ganar popularidad en unas encuestas que por ahora se le resisten y para intentar mostrar su margen de maniobra en un Gobierno que no es el que hubiera gustado para afrontar la recta final hacia las elecciones. Jordi Pujol, con eficacia tacticista probada, es quien administra los tempus con el éxito que acreditan más de 20 años de Gobierno. De momento, CiU jugará en el terreno de la no reforma de la Constitución y el Estatut -un tabú que el PP no quiere ver cuestionado bajo ningún concepto-, aunque para dar mayor relieve a su propuesta, la federación nacionalista insistirá en que su proyecto es mucho más ambicioso que la de la izquierda y, por ello, tratan de atraer a Esquerra Republicana, a la que acusan de haberse dejado arrastrar por el PSOE.

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