El éxito del pacharán 'domesticado'
Las 42 plantaciones navarras de endrinas han cuadruplicado en un año su producción
La Denominación Específica Pacharán Navarro ha cuadruplicado en un solo año la cosecha de endrina domesticada destinada a elaborar esta conocida bebida. En un mes de recolección, los 42 agricultores navarros que aceptaron el reto de cultivar en sus campos las nuevas plantas de prunus spinosa recogieron 233.000 kilos de arañones o endrinas, cuadruplicando los 64.000 kilos de la cosecha de 2000, la primera de la historia del nuevo cultivo.
Si todo sigue así, las cinco destilerías del Consejo Regulador, que amparan el 90% del pacharán elaborado en España, esperan poder obtener en suelo navarro la producción total de 950.000 kilos que necesitan para sacar al mercado su producto, que mueve anualmente unos 42 millones de euros en ventas.
Desde su creación en 1988, la denominación específica, con la ayuda del Instituto Técnico y de Gestión Agrícola (ITG) y del Gobierno foral, inició las investigaciones para domesticar la citada planta, un arbusto salvaje autóctono. El objetivo de ese esfuerzo fue doble: obtener toda la materia prima en Navarra y poder conseguir así la Denominación de Origen para el pacharán navarro.
Tras los primeros éxitos en una finca experimental en la localidad de Sartaguda, los técnicos del consejo y del ITG convencieron a 42 profesionales del campo para que se arriesgaran a cultivar el novedoso arbusto, cultivos que se iniciaron en 1997. Hoy en día existen ya 125 hectáreas rentables plantadas en Tierra Estella y la Zona Media de Navarra con un rendimiento de 2.500 kilos de endrina por hectárea y una recogida absolutamente mecanizada, por vibración, que no daña el fruto.
'Se han superado las previsiones más optimistas', señala Fernando Velasco, vicepresidente del Consejo Regulador. 'Si las previsiones siguen cumpliéndose, alcanzaremos las 156 hectáreas de cultivo y el incremento de la productividad llegará hasta los 5.000-6.000 kilos por hectárea, por lo que podemos empezar a pensar en recoger en suelo navarro toda la materia prima que demandamos las empresas acogidas a la denominación', añade.
El Consejo Regulador y los productores se rigen por un riguroso modelo de contrato-tipo que los agricultores deben firmar si desean cultivar el pacharán domesticado. En contrapartida, obtienen seguridad en la venta del producto y la rentabilidad de sus tierras. El agricultor no puede decidir plantar por sí solo. Necesita el respaldo de una de las bodegas a las que entregará su producción. El Consejo marca el precio mínimo de compra por las bodegas y a partir de ahí, cada una acuerda con los agricultores un precio igual o superior. Mendavia es la capital del cultivo del pacharán domesticado, con 42 hectáreas en pleno rendimiento.
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