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Otro rescate de Antonio Rüdiger: “Para mí fue muy fácil, vamos a ganar la final”

El central, clave en los penaltis contra el City y Atlético, fulmina de cabeza a una Real que culpa al árbitro. “Nos han eliminado de la Copa igual que de la Europa League”, se queja Alguacil

Antonio Rüdiger y Arda Güler celebran el cuarto gol del Madrid.Foto: JUANJO MARTIN | Vídeo: EPV
Lorenzo Calonge

Una de las cosas de este Madrid de las agonías es que, a menudo, en los momentos de gran asfixia termina encontrando un salvador en los jugadores más imprevistos. Antonio Rüdiger ya es uno de ellos. El alemán ha tomado la forma de última mano a la que agarrarse en mitad del océano. Esta vez no fue en la tanda de penaltis, como contra el City y el Atlético en Champions, sino elevándose por encima de la fatiga donostiarra en la prórroga para anotar el 4-4 que arruinó a la Real Sociedad.

Iba a ser una noche de descanso para él, pero acabó enviando a su equipo a la final de Sevilla en el minuto 115. “Muchas remontadas y, finalmente, mi gol”, resumió el teutón. “Un buen balón de Arda [Güler] y para mí fue muy fácil. Un buen movimiento y un buen córner, por eso estamos en la final”, añadió sobre su acción definitiva. De cabeza, como seis de sus siete tantos de blanco. “Estamos en otra final y vamos a ganar”, proclamó en caliente.

Fue el último clavo de una noche que atravesó todas las estaciones posibles. Del minuto de silencio de todos los días en el Bernabéu a la impasividad de la gente con el 0-1, de ahí al enfado de los aficionados contra su equipo, a otra ración de locura local (esta vez interruptus) y, por último, al finiquito de Rüdiger. “Nunca me he visto fuera porque en este tipo de ambiente todo puede pasar. Nunca bajamos los brazos, nunca nos rendimos”, valoró Ancelotti, que describió la cita como “entretenida”. “Muchos goles, muchos errores, muchas cosas buenas y objetivo cumplido. Este es un equipo que tiene poco equilibrio [en referencia a las cuatro dianas recibidas], pero mucha efectividad arriba. Marcarle cuatro a la Real no es tan sencillo”, reivindicó.

Tras el rutinario minuto de silencio (por los mineros fallecidos en Asturias), todo empezó con un Chamartín en el que no se movía una mosca. La Real había empatado la eliminatoria y, salvo unos leves pitos a Lucas Vázquez por el 0-1 de Barrenetxea, la gente ni sentía ni padecía. Conscientes, quizá, de que les bastaría un fogonazo en medio del tedio. Y eso pareció durante un rato. Vinicius aplicó el exterior para conectar con Endrick, que resolvió ante Remiro con una cucharita que tuvo su intrahistoria. “Cuando estaba entrenando con el Castilla”, explicó el joven, “Raúl [González, el entrenador] estaba ahí, intenté una picada, fallé y me dijo: ‘tienes que ver mis vídeos, yo la picaba muy bien”.

Otra vez el joven brasileño y otra vez en la Copa. Su quinto tanto en el torneo y el séptimo en total, a una media de un gol cada 80 minutos, la mejor de cualquier jugador de la Liga. Antes del minuto 10, ya se había fabricado una chilena y lo había intentado con otro disparo, aunque tenía a Vini al lado. Pero el ex del Palmeiras no atiende a casi nada cuando la portería anda cerca. Una compulsividad que le ha permitido asomar la nariz en un curso de estreno que para Ancelotti significa el comienzo de un largo periodo de servicio militar obligatorio. El chaval lo ha asumido y rebaña lo que le cae en el plato. “Ha hecho lo que le pedimos, que sea listo en el desmarque. Este es Endrick. Puede que no toque mucho el balón, pero es muy efectivo”, lo definió Carletto.

Endrick: “Tengo que tener paciencia y cabeza”

La segunda parte arrancó con otra agitación suya y, superada la hora, la gente lo despidió en pie. A diferencia de la melancolía creciente de Güler, la ventanita copera ha aliviado la espera del brasileño, que en la previa escuchó cómo su entrenador avisaba a todos los jóvenes navegantes que antes de la titularidad hay que “chupar banquillo”. Lo dijo dos veces, por si a alguien le había quedado alguna duda. “Tengo que tener paciencia, cabeza y trabajar”, apuntó Endrick, que aseguró que pasa de la prensa. “Con 16 años, os veía mucho [a los periodistas]. Pero ahora me da igual”, señaló.

Él sí sacó tajada personal de una competición que, a juzgar por la alineación, siguió siendo para Carletto lo menos importante de lo importante. Se volvió a guardar de inicio a Mbappé, Alaba continuó con su rodaje, Camavinga regresó al lateral izquierdo y Lunin siguió bajo palos también porque Courtois no entrenó en la previa debido a problemas físicos.

Salvo a Endrick, a ninguno le sonrió la noche. En Alaba rechazaron dos balones que supusieron el 1-2 y 1-3. Camavinga, igual que Lucas Vázquez, sufrió en esa posición postiza. Y Lunin se comió el 3-4. Hasta que emergió Rüdiger en una noche de vaivenes que acabó con el técnico de la Real, Imanol Alguacil, echándole la culpa al árbitro: “Nos han eliminado de la Copa igual que de la Europa League [contra el United]. El Real Madrid no necesita este tipo de ayudas”, protestó por un posible fuera de juego de Mbappé en la acción previa al 3-3.

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Sobre la firma

Lorenzo Calonge
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Desde 2018, en la sección de Deportes de EL PAÍS y desde 2020, en la información del Real Madrid. También cubro balonmano.
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