'Chávez favorece al 'Chacal' y a los países terroristas'
Nelson Castellano, ex cónsul de Venezuela en París, ha presentado una denuncia por 'secuestro y amenazas de muerte' contra Vladimir Ilich Sánchez, más conocido como Carlos el Chacal, condenado a cadena perpetua por un triple asesinato, y contra su abogada y futura esposa, Isabelle Coutant-Peyre. También ha demandado al presidente venezolano, Hugo Chávez, aunque sólo por complicidad.
Castellano fue destituido por el Gobierno de Hugo Chávez en 1999 tras aceptar, según él, las peticiones del terrorista encarcelado y de sus familiares. El ex cónsul atribuye a Chávez una línea de conducta favorable a hacer de Venezuela un 'santuario del terrorismo', tanto por la atención dispensada a Carlos el Chacal como por las conexiones de personas próximas al actual presidente con el entorno de ETA.
'Un hombre de Chávez se reunió en secreto con dirigentes del entorno de ETA'
Pregunta. ¿Quién le secuestró a usted?
Respuesta. En 1991 fui enviado a Beirut como encargado de negocios, después de que el embajador se viera implicado en una denuncia por tráfico de visados. El principal testigo de cargo, Mohamed Ali Majzoub, fue asesinado y una secretaria de la representación diplomática dijo que el personal había recibido amenazas de que serían eliminados por El Chacal si declaraban en contra del embajador.
Mi coche perdió las ruedas y otro que utilicé apareció con los vidrios rotos. Al poco tiempo, ocho hombres armados se presentaron en mi casa y me metieron en un vehículo, con otro que nos seguía. Atravesamos la frontera de Siria sin detenernos y me llevaron a una casa en las afueras de Damasco. Allí me esperaba El Chacal. Me preguntó si en los días anteriores había notado algo extraño a mi alrededor y cuando le hablé de la pérdida de las ruedas y de la rotura de los vidrios, me dijo que yo corría peligro y que él podía protegerme, pero que yo debía informar a Venezuela lo mínimo imprescindible.
Me sacaron del Líbano por el peligro que corría y me trajeron a París, de donde volví a Caracas. Estuve casi tres años en el Ministerio de Exteriores hasta que en 1995 me enviaron otra vez a París, como ministro consejero y jefe del servicio consular.
P. Carlos había sido detenido en Sudán el año anterior y ya estaba encarcelado en París.
R. Sí. Yo pedí una entrevista al presidente Rafael Caldera, porque una de las misiones de los cónsules es ocuparse de los presos. Caldera me dio instrucciones precisas de tratar a Carlos como a cualquier otro venezolano preso, ni mejor ni peor. Eso es lo que yo hice.
P. ¿Cambió la actitud del Gobierno al producirse el triunfo del presidente Chávez?
R. Completamente. Hubo la carta del nuevo presidente a Carlos y declaraciones del Gobierno diciendo que al Chacal no se le había atendido como se debía. Me pidieron que tomara parte activa en la defensa de Chacal frente a Francia, con comunicados a la prensa y entrevistas en la Embajada y en la cárcel. En un momento dado, la abogada de Carlos perdió la paciencia y pidió a Carlos que no siguiera escuchándome y que me 'colocara en la lista'. Debe existir constancia de eso porque ocurrió en la cárcel y suelen grabar las entrevistas.
Luego me pidieron que montara un escándalo en un juicio a puerta cerrada que se siguió contra él, como si fuera un atropello contra Venezuela, a lo que yo me negué. La familia del Chacal presionó para que me destituyeran y el Gobierno lo hizo. Ni siquiera me han pagado la liquidación por los años de servicio y el propio embajador me advirtió de que yo no tenía nada que buscar en Venezuela.
P. ¿Es cierto que también ha muerto la persona que le sucedió a usted en el cargo?
R. En mi último mes en la representación diplomática, el embajador informó al Gobierno de Caracas de que Carlos había amenazado de muerte a varios funcionarios. No hubo reacción alguna del Gobierno ni del presidente Chávez, por ilógico que pueda parecer. El ministro consejero, José Eugenio Acosta, que me sucedió en las funciones consulares, fue encontrado muerto en su apartamento en circunstancias sospechosas. Nunca se ha investigado.
P. ¿Por qué se ha decidido a hablar, al cabo de tanto tiempo, y a intentar que la justicia francesa abra diligencias contra Chávez?
R. Cuando me destituyeron, tardé un año y cuatro meses en obtener la residencia en Francia. En ese tiempo preferí callarme, pero fui dándome cuenta de que el Gobierno de Chávez tenía una actitud cada vez más favorable al Chacal y a los países que figuran en la lista negra de países terroristas. Esto puede afectar a mi seguridad. La denuncia es la forma legal que tengo de pedir que se investiguen ciertos hechos y de que Francia me dé protección
P. ¿Qué interés puede tener Chávez en proteger a Carlos?
R. Muchas personas me han hecho esa pregunta. Parece que Venezuela está dirigida por gentes que tienen un interés supranacional, que no corresponde a los intereses de los venezolanos, sino a una estrategia. Cómo se explica que las primeras visitas de nuestro presidente fueran a Irak, Irán y Libia, y que después del 11 de septiembre el ministro de Defensa declare que Carlos no es un terrorista, que el de Interior declare que no hay pruebas contra Bin Laden y que Colombia presente pruebas de que estamos colaborando con la guerrilla colombiana. Existe un peligro real de que Venezuela se convierta en un santuario de terroristas. Y además, yo podría señalar con asombro que también terroristas europeos, como miembros de la ETA, se encuentran en Venezuela.
P. ¿Se refiere a los que fueron trasladados en la época de Carlos Andrés Pérez?
R. No. Hubo 11 terroristas de ETA que llegaron a Venezuela por un acuerdo con el Gobierno de Felipe González y de cuyas actividades se informaba a España, al menos hasta 1999. Pero hoy se habla de hasta 40 miembros de ETA que han entrado de otra forma.
P. Se habla... ¿Qué sabe usted realmente?
R. Sebastián Echaniz Alcorta, que fue detenido en Managua (Nicaragua) tras la explosión de un depósito clandestino de armas, llevaba un pasaporte venezolano. Este señor vive hoy en Venezuela y trabaja en un restaurante de Chichiriviche propiedad de otro ciudadano de origen vasco. No forma parte del primer grupo de los 11 deportados, como tampoco forman parte otras personas de las que España ha solicitado la extradición y Venezuela no las ha contestado, como las de Miguel Ángel Aldama, Martín San Sebastián y Luis María Olalde.
Me consta que el 17 de septiembre de 1999 el presidente de la comisión de política exterior de la Asamblea venezolana, Tarek William Saab, que es un político importante de la coalición de gobierno, acompañado de otra persona, se reunieron en un bar de Bilbao con Gorka Martínez, Mikel Sarasketa y Jone Goiricelaya, todos ellos miembros destacados de la izquierda radical abertzale, lo que en España creo que se llama el entorno de ETA. Me pregunto qué necesidad tenemos en Venezuela de mantener estas relaciones.
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