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Reportaje:

Una salida precipitada

Zugaza deja el Bellas Artes de Bilbao en el inicio de la nueva etapa que él mismo proyectó

En cinco años Miguel Zugaza ha dejado el Museo de Bellas Artes de Bilbao irreconocible. En 1996 abandonó el puesto de subdirector del Reina Sofía para hacerse cargo de la dirección del museo bilbaíno, dispuesto a aprovechar los vientos favorables a la cultura que había llevado al País Vasco el proyecto Guggenheim. Zugaza, entonces un tímido joven de 32 años, logró el apoyo incondicional de las instituciones vascas para sacar adelante su nuevo modelo de museo, basado en la modernización y ampliación de las instalaciones, al tiempo que se revalorizaba la colección y atraía al público con exposiciones temporales de gran tirón.

Zugaza empezó a dejar su impronta reordenando la presentación de los fondos, iniciando proyectos en colaboración con grandes museos y marcando récords de visitantes con exposiciones como la dedicada en 1997 a Sorolla y Zuloaga. La gestión de Zugaza seguía consiguiendo notables resultados y el mismo sostén de los políticos. Las obras de reforma costaron tres años de trabajo y 2.400 millones de inversión y el resultado de la reforma es un museo puesto al día con un nuevo recorrido interno, más espacio y mejores servicios.

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El presupuesto se desvió al alza y el fin de las obras se retrasó unos meses, pero no ensombreció su reinauguración el 9 de noviembre de 2001. La sociedad anónima que gestionaba el museo ya había culminado el proceso de reconversión en fundación, otra de las aspiraciones de Zugaza aplaudida por las instituciones, y todo estaba ya ajustado a los deseos del director para la nueva vida de una pinacoteca que se acerca a su centenario.

Pero sólo tres semanas más tarde, Zugaza recibió la llamada de la ministra de Cultura para dirigir el Prado. Se resistió una vez y el presidente del Museo de Bellas Artes, Josu Bergara, le agradeció en público su decisión. Al día siguiente aceptó el cargo, ante la estupefacción de los políticos que durante cinco años habían apoyado todos sus proyectos. Ahora buscan un director para un museo transformado según quiso Zugaza. Mientras, una de sus más cercanas colaboradoras, la subdirectora de Comunicación, Marta García Maruri, ocupa el puesto en funciones.

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