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Bush: 'Sólo subirán los impuestos si es por encima de mi cadáver'

El presidente de EE UU responde a las críticas de los demócratas

En una demostración clara de que éste es un año electoral en Estados Unidos, el presidente, George W. Bush, ha girado su prioridad de la lucha contra el terrorismo hacia la lucha contra la recesión, e intenta añadir a ésta el componente patriótico que ha disfrutado en la anterior. Nada más regresar de sus vacaciones navideñas, el presidente retó a sus rivales demócratas: 'Sólo subirán los impuestos si es por encima de mi cadáver'.

Las elecciones legislativas de noviembre ponen en las urnas el control político del Senado y la Cámara de Representantes. Bush tratará de evitar que el meteórico ascenso de su imagen ante la opinión pública se vea afectado por el pesimismo económico que ya roba titulares en la prensa a la lucha contra el terrorismo. Bush ha reaparecido tras 12 días de aislamiento en su rancho de Tejas; el regreso, medido a la perfección por sus estrategas políticos, le ha llevado este fin de semana a California y Oregón, en la costa oeste. No es casualidad: en California recibió un vapuleo electoral frente a Al Gore que los republicanos no pueden volver a permitirse; Oregón, por su parte, se ha convertido en el paradigma de la recesión, con la mayor tasa de desempleo del país (7,4%).

En intervenciones de descarado tono electoral, Bush acusó al Senado (de mayoría demócrata) de entorpecer la aprobación de estímulos económicos por motivos políticos. Pero el grueso de sus ataques fueron en defensa de sus reducciones de impuestos y en contra de Tom Daschle, el líder de la mayoría en esa cámara y quizá su contrincante electoral en 2004.

Paradójicamente, ni Bush mencionó a Daschle en sus discursos ni éste había propuesto una subida de impuestos. El político demócrata había establecido una relación directa entre las reducciones fiscales y el deterioro de la economía, pero se esmeró para no sugerir que era partidario de un incremento de los impuestos; sólo pidió que no haya más reducciones, especialmente para los ciudadanos con altos ingresos. 'Los ricos se benefician desproporcionadamente de los recortes', dijo Daschle.

Bush respondió al envite: 'Eso es subir los impuestos. Dudo mucho de una propuesta económica que defiende subir los impuestos como fórmula de recuperación del país. Sólo subirán los impuestos si es por encima de mi cadáver', gritó Bush a un público entregado.

La frase recordaba mucho al 'Lean mis labios: no más impuestos' que su padre pronunció en 1998 y traicionó después, con un precio político que le costó la presidencia. Su hijo ha aprendido la lección y mostró incluso un atisbo de rencor hacia quien venció a su padre en las urnas: recordó que la recesión la ha heredado del presidente anterior, Bill Clinton.

La Casa Blanca quiere que la economía se convierta en la prioridad política del nuevo año, al mismo nivel o incluso por encima de la lucha contra el terrorismo. Su primera reunión hoy será con sus consejeros económicos y con el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan. De hecho, Bush pretende que sus propuestas económicas sean apoyadas en el Capitolio y en la calle por razones más de patriotismo que de conveniencia financiera: aseguró que contra la recesión 'hay que mostrar la misma unanimidad, claridad y resolución que contra el terrorismo'. Bush convierte la campaña en Afganistán y la conmoción del 11 de septiembre en un arma política: 'Los terroristas no sólo atacaron nuestra libertad sino también nuestra economía. Tenemos que responder con unanimidad'.

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