Los obreros de la presidencia española
Funcionarios de España y Bruselas han trabajado frenéticamente para poner en marcha una ingente maquinaria
Centenares de funcionarios de la Administración española y de la Comisión Europea apenas han tenido vacaciones estas navidades. Por encima de los grandes proyectos o prioridades de la presidencia española de la UE, esos trabajadores se ocupan frenéticamente desde mediados de diciembre de que toda la maquinaria y la logística esté a punto: desde los documentos oficiales para las primeras reuniones hasta la interpretación.
El martes les espera su primera prueba de fuego con la reunión en Madrid del Gobierno español con los 20 miembros de la Comisión Europea. Entretanto, ya han tenido que poner en marcha proyectos y planes previstos que entraban en vigor el mismo 1 de enero. La presidencia española de la UE comienza su andadura en uno de los momentos más álgidos de su historia gracias a la exitosa llegada del euro, aunque con la incertidumbre sobre el futuro de la Unión. Las negociaciones sobre la ampliación, la apertura del debate sobre el porvenir de Europa o las reformas económicas serán los grandes capítulos del semestre. Pero también están previstas decenas de reuniones técnicas o viajes que ya están en marcha. El miércoles, por ejemplo, Giscard d'Estaing, presidente de la convención sobre el futuro de Europa, hará su primera visita como tal a Madrid el miércoles para entrevistarse con el presidente español, José María Aznar.
'Se va a ver mucho a Aznar con Putin y con Bush', aventura una fuente diplomática
El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, presidirá casi ochenta reuniones, mientras Aznar va a ser el rostro visible de Europa en los encuentros al más alto nivel, entre los cuales el inquilino de La Moncloa va a poner un especial empeño en la relaciones con Rusia y con EE UU. 'Le vamos a ver mucho con Putin y con Bush', aventura una fuente diplomática.
Sin abandonar el terreno de Exteriores, el secretario general del Consejo de la UE, el también español Javier Solana, parte hoy mismo para Israel y Palestina, donde intentará, una vez más, mediar en el conflicto de Oriente Próximo, que ha vivido en diciembre pasado una de las peores etapas de su historia. El martes visitará, además, Jordania y Egipto. En el primer consejo de Asuntos Generales de la UE, a celebrar el 28 y 29 de enero, España quiere que se aborde el asunto de Afganistán. 'Europa debe decidir qué papel va a jugar también en esta crisis', afirma Ramón de Miguel, secretario de Estado de Asuntos Europeos.
Entre los funcionarios que estos días no han colgado el cartel de cerrado por vacaciones, varios centenares son de la Secretaría de Estado de Asuntos Europeos. En sus puestos han estado en estas fechas al menos 200 de una plantilla de 260 funcionarios. En Bruselas, en la representación permanente (Reper) de España ante la UE, sus otros 260 trabajadores han vuelto al trabajo el día 2. En la Comisión Europea ha permanecido casi al completo el departamento económico para supervisar la entrada del euro y un retén general prepara iniciativas como la puesta en marcha de la Agencia Alimentaria y ultima su análisis periódico sobre convergencia y estabilidad.
El Consejo, por su parte, ya ha empezado a hacer los deberes impuestos por la cumbre de Laeken de diciembre pasado y sus funcionarios preparan para Solana un informe sobre cómo reformar el Consejo Europeo. Tal reforma intenta racionalizar el trabajo futuro, cuando los Quince pasen a ser 25 con al menos 19 idiomas oficiales, y buscaría acomodo para el nuevo papel que van a jugar los ministros de Defensa, una vez que la UE declaró operativas sus capacidades defensivas.
Tal declaración significa que la UE podría plantearse este mismo año pequeñas intervenciones en lugares ya explorados por los europeos. Sustituir en las funciones de policía a la ONU en Bosnia, por ejemplo, sería una primera opción. El papel de España va a ser clave en este terreno defensivo porque Dinamarca, el país que presidirá la UE en el segundo trimestre del año, no forma parte del acuerdo europeo a este nivel (ni del euro), por lo que la política de defensa de la UE quedará en manos de la siguiente presidencia, Grecia, un país con dificultades para gestionar este asunto por su histórico contencioso con Turquía.
La presidencia española dirigirá en mayo un ensayo teórico de movilización de la Fuerza de Intervención Rápida (60.000 soldados), que, aunque ya es operativa, lo será con todo su potencial el año que viene.
Además de preparar todas las reuniones importantes de este semestre, España debe intentar sacar adelante algunos de los asuntos que han quedado estancados. Uno de ellos es la nueva patente comunitaria, más ágil y barata que la actual. Patentar una invención en Europa es hasta cinco veces más caro que en Estados Unidos y Japón. El sobrecoste de la patente actual viene dado por la obligación de traducirla a varios idiomas. Después del desencuentro del pasado 20 de diciembre, en el que Francia y Alemania se negaron a aceptar una patente que, de hecho, se gestionaría sólo en inglés, España ha decidido recomenzar el proceso con un análisis en profundidad sobre los costes reales de la patente.
España tiene también ante sí el reto de convertir Eurojust en una agencia operativa. Los jefes de Estado y de Gobierno decidieron en Laeken situar Eurojust, el embrión del fiscal general de Europa, en La Haya. Eurojust es de una enorme carga política en el proyecto europeo de crear un auténtico espacio de justicia en el seno del cual funcione, por ejemplo, la euroorden, un arma que la UE utilizará contra el terrorismo y que el Parlamento Europeo ratificará en comisión esta misma semana y en pleno la próxima.
Aznar en Estrasburgo
Este mismo lunes, dos ministros españoles, Miguel Arias Cañete y Rodrigo Rato, comparecen en sendas comisiones parlamentarias de la Eurocámara. A la semana siguiente lo hará José María Aznar ante el pleno parlamentario de Estrasburgo. Será el 16 de enero y comparecerá como flamante presidente de la Unión Europea. Para entonces, la configuración de la Eurocámara habrá empezado a cambiar porque el día anterior Nicole Fontaine abandona la presidencia y los eurodiputados elegirán al sustituto en una votación que será reñida, como admite tanto el jefe de los populares españoles, Gerardo Galeote, como el presidente del grupo socialista, Enrique Barón. El candidato pactado por los conservadores es el liberal irlandés Patrick Cox, mientras que el candidato de los socialistas es el británico David Martin. Cox es un firme partidario de la liberalización económica y tiene a su favor, según sus defensores, el hecho de no pertenecer a un gran partido y, por tanto, disponer de cierta capacidad de maniobra personal. Se valora el hecho de que sea inglés, lo que puede ser muy positivo para acercar al mundo anglosajón al proyecto europeo. Para Barón, Cox nunca ha sido un parlamentario brillante, mientras que Martin ha sido relator de informes muy importantes. 'Quizá gane, pero no va a ser un paseo militar', subraya. A partir de ahí se renovarán gran parte de los cargos en el Parlamento Europeo, una de las instituciones de la UE que más poder ha ganado en los últimos tiempos y a la cual la presidencia española deberá rendir cuentas.
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