La Junta de Andalucía exige transparencia al Consejo Nuclear

La consejera andaluza de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, criticó ayer la tardanza del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) en informar a la Administración autonómica del incidente radiactivo ocurrido en la acería de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) el pasado viernes. Coves anunció que remitirá hoy un escrito al CSN para expresarle su descontento e 'instarle a que tenga una política informativa más transparente'. La falta de claridad ante estos episodios genera mayor alarma entre la población, según la consejera, que también recordó que el informe del CSN es 'tranquilizador' por la ausencia de riesgos de contaminación en la factoría y su entorno.

Un equipo de la Consejería de Medio Ambiente se desplazó ayer hasta Alcalá de Guadaíra para comprobar si se había producido alguna alteración en los alrededores de la acería, aunque los técnicos de la Junta de Andalucía carecen de medidores de radiactividad. Fuensanta Coves admitió su preocupación por el tratamiento de las cenizas radiactivas, que están almacenadas en una instalación aledaña a la fábrica. La intención del CSN es que las toneladas de material contaminado con cesio-137, que serán gestionados por la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, se trasladen al depósito de El Cabril, en Córdoba, según la consejera andaluza.

Coves también reclamó que se extremen los controles para detectar cualquier carga radiactiva. 'Todas las medidas adicionales que se puedan poner en estos casos son exigibles', dijo. La chatarra contaminada con cesio-137 superó dos controles en la acería Siderúrgica Sevillana sin que se apreciase la radiactividad, que sólo fue descubierta durante la medición de humos y escoria, tras la fundición de la chatarra en los hornos de la acería.

Buena seguridad

Javier Penacho, subdirector de Unesid y representante de los acereros en el protocolo voluntario que firmaron con el CSN para adoptar medidas preventivas, afirma que los primeros datos sobre el incidente registrado en Alcalá de Guadaíra no fueron alarmantes. La acería es una de las mejor dotadas con detectores redundantes para controlar la chatarra que entra en sus hornos. Estos aparatos suelen producir falsas alarmas.En esta ocasión parecía una de ellas. Cuando evaluaron el alcance del incidente avisaron al Consejo de Seguridad Nuclear.

El portavoz de los acereros advierte de que cualquier producto metálico acaba en la chatarra. 'Si alguien pierde una fuente radiactiva que por algún motivo ha escapado del control oficial, acaba en un horno, si no se consigue evitarlo'. Cuando surgió el caso de Acerinox, añade 'ya se estaba negociando la adopción de medidas para detectar estas fuentes incontroladas de radiactividad'. 'Tenemos que controlarlas. Por muy sensibles que sean los pórticos se nos puede escapar alguna. En este caso el dato malo surgió a los dos días; ese ha sido el problema'