Borrar los nueve milímetros
Los ediles del PP y del PSE de Getxo se fueron para no oír las 'lamentaciones' de HB
Getxo se desperezó ayer con el eco aún cercano de los cinco disparos que segaron la vida de José María Lidón. A escasos metros de donde los dos pistoleros de ETA le descerrajaron cinco proyectiles de nueve milímetros, un ramo de flores recordaba a la última víctima de la barbarie travestida de proyecto político. Lo duro para la familia había sido la noche, los minutos que pasaban y pesaban como losas cuando el calor humano de todas las personalidades que visitaron el domicilio del asesinado ya sólo flotaba en el ambiente. Cuando la ausencia se muestra con toda su crudeza.
'Cuando te quedas solo es cuando te das cuenta de lo que pasa y de lo que le viene encima a Marisa y a mis sobrinos. Anoche fue muy duro para todos'. Ángel Galarraga, el cuñado de Lidón, se guardó ayer todo su dolor en uno de los bolsillos que debe tener el alma de los creyentes y se acercó hasta las escalinatas del consistorio para borrar con la respuesta ciudadana la estela de los nueve milímetros.
Minutos antes, en la sala de plenos, dos jóvenes se apretaban en el salón señorial. A poco que alargaran el brazo podían tocar a varios asistentes que no disimulaban su apoyo a dos de los tres ediles de Batasuna que acudieron al pleno convocado por el alcalde, Iñaki Zarraoa, del PNV.
Lejos de la imagen de los plenos broncos que suceden a cada atentado, la mayoría de los presentes cuidó las formas. Pero sin dar un paso atrás en su convicciones. Con la firmeza que le caracteriza, una de las convecinas de Lidón, la portavoz del PP, Marisa Arrue, dejó claro desde los primeros minutos que no tenía intención de escuchar las 'lamentaciones' y los requiebros perifrásticos, con el conflicto como telón de fondo, de Batasuna, una 'formación que tiene en sus filas a personas que pertenecen a la banda'. Dicho y hecho. Uno a uno los ediles del PP, y después los del PSE, dejaban la sala mientras jóvenes promesas del entorno político etarra decían: 'Eso es elegancia'. Respondiendo al comunicado de Batasuna, donde el brazo político de ETA huía de 'condenas estériles', Zarraoa dijo que el día de ayer era para 'la condena de lo que es condenable' y para exigir la desaparición de ETA. Getxo sabe mucho de cristales rotos, de cajeros automáticos calcinados, de algaradas callejeras, de encapuchados... No en vano ha sido uno de los municipios más castigados por la kale borroka. Una ciudad de la margen derecha, con 83.466 habitantes, que alberga en los palacetes neguriticos a los herederos de la burguesía financiera. Los grandes apellidos que aún siguen haciendo historia y dinero. ETA no les ha olvidado y, bien en forma de encapuchados o de coches bomba -tres en siete meses en los que aún no estaba reconstitudo el Vizcaya- , se ha cobrado su particular impuesto de terror. La senadora Pilar Aresti no perdió la compostura ni cuando hicieron estallar uno de esos coches frente a su casa de Neguri. Ayer, como el cuñado de Lidón, llenaba su hueco de solidaridad. Tras el pleno una de las jóvenes dijo: 'Ahí van esos cobardes, seguro que en la mochila llevan el Titadyne. No pueden ser el futuro de este país'.
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