Hamás advierte a Arafat sobre el riesgo de una explosión de cólera popular
La policía palestina detiene a decenas de estudiantes integristas en Gaza
La policía palestina arrestó ayer a decenas de estudiantes universitarios integristas musulmanes por su supuesta vinculación a las movilizaciones que desde hace tres días se están sucediendo en Gaza en apoyo de Bin Laden y contra Estados Unidos. Hamás, la primera fuerza de la oposición palestina, ha hecho llegar una seria advertencia a Yasir Arafat -'la población está muy enfadada'- y le ha prevenido sobre los riesgos de una explosión de cólera popular. Las medidas de precaución efectuadas por la Autoridad Nacional Palestina no han logrado impedir que los estudiantes se echaran de nuevo a la calle.
La Autoridad Nacional Palestina decidió ayer levantar el cerco de Gaza. Pero antes de abrir las puertas de la franja a la prensa extranjera, limpió, lavó y maquilló convenientemente los escenarios de la revuelta de los dos últimos días, donde murieron tres estudiantes y otros 200 fueron heridos por los disparos de la policía. Además, acantonó centenares de policías en lugares estratégicos de la ciudad e inició una oleada de detenciones entre los estudiantes islamistas de la Universidad Islámica, el foco más importante de la revuelta.
Las precauciones de la policía no pudieron, sin embargo, impedir que, de nuevo, los estudiantes de los Institutos de Enseñanza Media se echaran a la calle contra la represión de la policía contra sus compañeros. Los vecinos del campo de refugiados de Nuseirat también se manifestaron en las afueras de Gaza, pero de manera mucho más violenta, lanzando piedras y gritos contra la policía. Aunque la ira popular se concentra en Ghazi Jabali -el jefe de la Policía Civil, encargada de reprimir la revuelta- nadie en los territorios autónomos duda que las protestas se dirigen también contra el presidente Yasir Arafat.
'La población está muy enfadada', aseguraba desde su despacho de Gaza Mahmoud Zahar, portavoz del movimiento islámico Hamás, lanzando así una seria advertencia al presidente Yasir Arafat, sobre los riesgos de una explosión popular.
La luna de miel entre Hamás y Arafat, surgida a raíz del estallido de la Intifada, parece haberse acabado. Se anuncia una crisis peor que la surgida en agosto de 1997, cuando a raíz de un atentado en Jerusalén, la ANP, presionada por el entonces primer ministro Benjamín Netanyahu, hizo detener a numerosos militantes islamistas, cerrar sus centros de beneficiencia y clausurar sus publicaciones.
Las autoridades de Israel observan con escepticismo la situación en Gaza, tras negarles material antidisturbio para reprimir a los manifestantes. Sería un contrasentido que se lo dieran, cuando ellos nunca lo han utilizado ni contra los palestinos ni contra la población árabe-israelí.
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