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Juan Marsé gana a los 68 años, con 'Rabos de lagartija', su primer premio Nacional

El autor afirma que sus novelas 'se sitúan en un barrio mental donde aún hay espacios por explorar'

'¿Cómo me siento tras recibir el premio? Pues encantado. A nadie le amarga un dulce', confesaba ayer por la tarde Juan Marsé en su casa de Barcelona. Si alguien le sugería que el premio quizá llega tarde, a sus 68 años cumplidos, respondía: 'Nunca es tarde si la dicha llega. Si no ha sido hasta ahora, qué le vamos a hacer. No me voy a poner desdeñoso'. Rabos de lagartija, la novela premiada con el Nacional de Narrativa, convocado por el Ministerio de Cultura y dotado con 2,5 millones de pesetas, ya recibió el Premio de la Crítica como mejor novela publicada en el año 2000.

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En el despacho donde Juan Marsé escribe, los libros se amontonan en los estantes y se alternan en un cuidado desorden con objetos del pasado, fotos de seres queridos y de escritores que admira y juguetes que sus nietos han dejado olvidados. Es un despacho que habla de una vida sin poses en la que la escritura no ha significado renunciar a la existencia cotidiana.

'Lo de los premios está bien, claro', comenta Marsé, 'pero una cosa es la literatura como trabajo y otra la vida literaria. A mí lo que siempre me ha interesado es la literatura y, en este sentido, después de 40 años publicando, me sigue ocurriendo lo de siempre: cuando acabo una novela y empiezo otra tengo la impresión de que no he aprendido nada. En cuanto al prestigio, no me interesa. Nunca he hecho nada por promocionarme en los medios de comunicación ni por participar en determinados cenáculos. Me he juntado con la gente que consideraba interesante, que en cierto momento fue la que se movía en torno a la editorial Seix Barral, y punto'.

Rabos de lagartija, premiada con el Nacional de Narrativa, es la última novela de Juan Marsé. La publicó en Lumen el pasado año, seis después de la anterior, El embrujo de Shanghai, y transcurridos 40 años desde la primera, Encerrados con un solo juguete. En medio quedan dos grandes novelas: Últimas tardes con Teresa (1966) y Si te dicen que caí (1973). 'Es cierto que en Rabos de lagartija hay temas que ya aparecían en mis novelas anteriores', admite Marsé. 'Están la Barcelona de la posguerra, el barrio del Carmelo, el padre ausente, los niños que juegan en la calle... También hay algunos subtemas recurrentes, como el mundo del cine, la fascinación juvenil por la violencia. Hay algo de eso, pero también hay algo más'. Este algo más se refiere por ejemplo a un punto de vista original, ya que el narrador es un no nato. 'Esto es una convención', explica el escritor. 'Me pareció que este punto de vista me permitiría una distancia temporal y espacial beneficiosa. Además, me daba posibilidades humorísticas. Es un punto de vista inverosímil, pero para mí era todo un reto'.

Universo narrativo

El primer premio que recibió Marsé fue por Últimas tardes con Teresa: el Biblioteca Breve, de Seix Barral. Ahí ya estaba en esencia su universo narrativo, la Barcelona de la posguerra, y un estilo sin concesiones a lo barroco. 'Me parece que tanto la crítica como los estudios sobre mi obra ponen demasiado énfasis sobre la época de la posguerra en que ambiento mis novelas', considera Marsé. 'Es cierto que pasan en la posguerra, pero no por un afán arqueológico ni por nostalgia. Lo que me interesa es explicar historias que tienen que ver con aquellos hechos, pero no lo hago con afán de crónica periodística, sino para rescatar unas experiencias personales y unas emociones que también pueden darse en la época actual'.

'La escenografía de mis novelas está también muy definida', añade Marsé, 'pero tengo que decir que el barrio del Carmelo del que escribo ya no existe. Es un barrio mental del que aún quedan espacios por explorar. Supongo que lo que pasa es que esta época fue adulterada por la historia oficial y hay en mí un cierto afán por recuperar la memoria popular mutilada. Rabos de lagartija es, en este sentido, una rama de este mundo que creo que aporta cosas nuevas'.

El jurado del Premio Nacional de Narrativa estaba formado por Luis Mateo Díez, galardonado el año pasado; Olga Gallego Domínguez, Lourdes Otaegi Imaz, Isidor Cónsul Giribet, Gonzalo Santonja Gómez, Santos Alonso Fernández, Juan Bonilla Gago, José Carlos Llop Carratalá, Javier Martínez Reverte y José Luis García Muñoz. El director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Fernando de Lanzas Sánchez del Corral, actuó de presidente y el subdirector general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Luis González Martín, como vicepresidente.

Juan Marsé, en su casa de Barcelona.
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