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Vargas Llosa repasa los mecanismos de la construcción de una identidad colectiva

La revista 'Letras Libres' se presenta con un debate sobre fanatismos

Jesús Ruiz Mantilla

Siete intelectuales, entre ellos Mario Vargas Llosa, Jon Juaristi y Hugh Thomas, debatieron ayer sobre los Fanatismos de la identidad para dar a conocer el primer número de la revista mexicana Letras Libres, dirigida por Enrique Krauze y heredera del espíritu liberal y abierto de Vuelta, la revista de Octavio Paz. Vargas Llosa repasó la construcción de una identidad colectiva peruana, Tzvetan Todorov defendió una raíz común que nos defina como universales, y Hugh Thomas trazó un paralelismo entre anarquismo e integrismo.

Lleva un cubo de Rubick sangrante en la portada. En Letras Libres colaboran filósofos, escritores de América y Europa, dando ejemplo de lo que para Enrique Krauze, director de una publicación que ya se editaba en México, debe ser un producto de estas características. 'Una revista como ésta quiere ser una conversación, palabra clave, que es a lo que aspira. Queremos crear un espacio claro entre lectores, escritores y pensadores y otro puente más a las dos orillas del Atlántico como lo fue la Revista de Occidente, como el que construyeron los transterrados españoles o como hizo Octavio Paz con la revista Vuelta'.

Sentados en una mesa de la que fluyó un diálogo contra la intolerancia, en la Casa de América de Madrid se hallaban ayer el hispanista Hugh Thomas, el ensayista Jon Juaristi, el periodista polaco Adam Michnik, el filósofo francés de origen búlgaro Tzvetan Todorov, Enrique Krauze, y el novelista Mario Vargas Llosa, que dialogaron sobre los Fanatismos de la identidad.

Mario Vargas Llosa habló sobre la construcción de una identidad colectiva peruana, 'como quien levanta un campo de concentración'. El autor de La fiesta del Chivo siente que la mejor manera para definir el ser peruano es el del no te entiendo, un término que acuñaron algunos de sus compatriotas para plasmar el mestizaje, el abanico riquísimo de todas las razas que componen aquel país. Y contó una anécdota con la distancia que da el sentido del humor: 'A mí el general Vallermoso me negó mi nacionalidad por oponerme a la guerra con Ecuador y dijo que yo sólo era peruano por un accidente de la geografía'.

El escritor aseguró que pocas veces se había sentido tan conmovido ante una sensación de rebeldía y libertad radical como cuando leyó la autobiografía de un joven autor peruano llamado Iván Tais. En una sociedad, la limeña, en la que la identidad se reducía a ser un hincha del Universitario de Deportes o del Alianza Lima, este escritor había decidido convertirse en forofo del Boca Juniors. 'Esa decisión me sorprendió mucho por su rebeldía natural o por el amor entrañable a la libertad que le llevó a desafiar una identidad colectiva'.

Jon Juaristi se centró en el nacionalismo vasco y retó a las democracias a decidir si los nacionalistas moderados y los que apoyan las armas son o no son lo mismo. 'El nacionalismo vasco, tanto el moderado como el violento, define la identidad en términos voluntaristas. Sólo son vascos quienes niegan la legitimidad del Estado español. Y los vascos que no lo negamos somos para ellos vascos sumisos, malos vascos, falsos vascos o españoles disfrazados'.

Adam Michnik, con el poso de su experiencia en un país totalitario, se centró más en el terrorismo de los fundamentalistas islámicos. El terrorista no admite medias tintas: 'Usan el lenguaje de la guerra, la gente normal como yo no entiende ese idioma, pero sabemos que es el último argumento que nos queda, no existe un diálogo posible con los talibán, como tampoco lo había con Adolf Hitler'.

Para Michnik, el peligro está en los poseedores de la verdad. 'Los relativistas y los posmodernos dicen que la verdad no existe. Yo creo que sí, pero de lo que estoy seguro es de que nadie la posee y ésa es la razón que nos empuja a la guerra contra los fundamentalistas y los talibán'.

Tzvetan Todorov se centró en la idea de la identidad. 'Este siglo ha nacido con una idea: ¡Abajo la identidad!'. Es algo que Todorov, partidario de una raíz común que nos defina como universales, no cree posible. 'Aunque denostemos este término, lo necesitamos. Lo malo es cuando surge integrismo de la identidad. Eso puede ser mortal'.

Adam Michnik, Mario Vargas Llosa, Jon Juaristi, María Asunción Ansorena y Enrique Krauze, en la Casa de América.
Adam Michnik, Mario Vargas Llosa, Jon Juaristi, María Asunción Ansorena y Enrique Krauze, en la Casa de América.BERNARDO PÉREZ

Anarquismo e integrismo

El hispanista Hugh Thomas trasladó la época de los anarquistas españoles a nuestros días. Según Thomas, 'el movimiento anarquista, que fue visto por algunos intelectuales no españoles como un movimiento romántico, hoy sería inaceptable para la mayoría de la sociedad'. Muchos catedráticos de Cambridge, según Thomas, 'de los que reivindicaban a Durruti o a un cojo salvaje como Escorza, no los querrían ver en sus sagrados claustros'. Las frases que levantaban y animaban a los activistas anarquistas en los años treinta contra la burguesía son iguales a las que sirven hoy a los fundamentalistas islámicos para cometer crímenes, según el historiador. Thomas puso algún ejemplo. 'Aquella que decía: 'No tenemos miedo a las ruinas, vamos a heredar la Tierra. Traemos un mundo nuevo en nuestros corazones'. Esa sentencia clave del anarquismo español sirve también a los talibán'.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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