¿Dónde está Bin Laden?
EE UU no sabe dónde se esconde el supuesto organizador de los atentados del 11 de septiembre
La prensa paquistaní ha dado detalladas informaciones sobre el escondite de Osama Bin Laden. Sólo que la mayoría de ellas son contradictorias. No es posible que un día esté escondido en los valles de Oruzgan, otro en una vieja base militar soviética en el Pamir y además se le haya visto en Kabul. Por mucho que haya crecido su leyenda, el fugitivo saudí, al que todo el mundo aquí se refiere como Osama, carece, como el resto de los humanos, del don de la ubicuidad y los desplazamientos dentro de Afganistán son lentos y difíciles.
'Osama Bin Laden está en Afganistán', anunció el domingo 30 de septiembre el embajador de los talibán en Pakistán, como si el gigantesco despliegue militar que Estados Unidos ha montado en la región apuntara a la Luna. ¡Menuda revelación! '¿Dónde en Afganistán?', le preguntaron los periodistas, ya repuestos del susto, en su siguiente comparecencia dos días después. 'No puedo decirlo, no lo sé; sólo quienes le custodian conocen su paradero'.
La prensa ha difundido teorías contradictorias sobre el emplazamiento del fugitivo
Y Afganistán son 650.000 kilómetros cuadrados (un poco más que toda la península Ibérica) de desierto al sur y enormes cadenas montañosas en el centro y en el norte. Con valles aislados unos de otros por picos de hasta 7.000 metros de altura y sin apenas carreteras, sólo el transporte aéreo (en estos días, fuertemente vigilado) permite desplazarse de una región a otra sin necesidad de emplear días enteros.
Conocedores del terreno, los informadores con las primeras pistas hacían a Bin Laden abandonando Kandahar, la capital espiritual de los talibán, a lomos de caballo tras haber recibido el juramento de fidelidad de sus seguidores. El saudí tiene fama de buen jinete.
También llegaron noticias de que la gente de Osama había elevado de 15 a 20 los camiones de provisiones encargados el mes anterior y que éstos se habían descargado en Tarin Kot, la localidad natal del jeque Omar, en la provincia de Oruzgan, al noreste de Kandahar. Rápidamente alguien juntó las piezas y aseguró que el saudí volvía a refugiarse junto a su protector en el mismo lugar que durante los ataques norteamericanos de 1998.
Demasiado fácil. Y poco glamuroso. La última entrega de esta novela policial aparecía en las páginas del periódico paquistaní The News el pasado día 2 de octubre. Los servicios secretos rusos habrían facilitado a sus colegas de Estados Unidos mapas de una base secreta de alta tecnología en la cadena montañosa del Pamir. Desde allí, en las alturas que Marco Polo bautizó como 'el techo del mundo', Bin Laden podría eventualmente encontrar salida hacia Tayikistán, China o Pakistán.
Espectacular teoría, pero excesivamente arriesgada, dado que ese extremo del país (que sobre el mapa tiene el aspecto de un mango de sartén), está bajo control de la Alianza del Norte, la oposición antitalibán. El relato del diario paquistaní no explica cómo Bin Laden y sus hombres habrían podido llegar allí sin ser detectados por unas milicias que ganarían muchos puntos (además de los 25 millones de dólares ofrecidos por el FBI) por capturar al saudí.
El mismo día, el diario británico The Guardian aseguraba que fuentes de los servicios de espionaje de Washington y Londres tenían 'una idea bastante buena' de dónde se esconde, después de que la semana anterior se le hubiera visto en Kabul. En esta ocasión, que se sepa, no estaba comprando tomates, como en 1998, cuando reapareció en Jalalabad, siendo ya el enemigo número uno de Washington.
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