El portavoz vaticano contradice al Papa al justificar la guerra
Navarro Valls asegura que la Santa Sede 'entendería el uso de la fuerza'
Joaquín Navarro Valls, portavoz del Vaticano, contradijo ayer la línea pacifista mantenida por el papa Juan Pablo II al anunciar que la Santa Sede 'entendería el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos'. El Pontífice, de visita en Kazajistán, había insistido en la necesidad de mantener la paz por encima de todo. Ayer, el Papa condenó el fanatismo religioso y al terrorismo que 'profanan', dijo, 'el nombre de Dios y desfiguran la imagen del hombre'.
'El odio, el fanatismo y el terrorismo profanan el nombre de Dios', dice el Papa
El contraste entre la defensa de la paz a ultranza que ha hecho el Papa en sus discursos y la rotundidad de las palabras de Navarro Valls, causó ayer desconcierto entre el centenar largo de periodistas que siguen al Pontífice en este viaje. El portavoz vaticano, en una declaración a la agencia Reuters, da luz verde a un eventual ataque a Afganistán por parte de Estados Unidos y sus aliados, en nombre de la institución que representa. Navarro Valls comienza subrayando la posición original de la Santa Sede que, reconoce, 'prefiere una solución no violenta a la crisis desatada por el ataque suicida contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington y desea que cualquier acción que se emprenda sea contra el terrorismo y no contra el Islam'.
Refiriéndose a la situación del presidente estadounidense George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre, Navarro asegura que 'el Papa comprende las dificultades a las que se enfrenta un líder político que tiene que dar una respuesta a tales hechos'. Y añade: 'es cierto que, si alguien ha hecho un daño enorme a la sociedad y existe el peligro si queda libre de que continúe haciéndolo, uno tiene el derecho de aplicar la legítima defensa en nombre de la sociedad que dirige, incluso si los métodos que uno elige llegan a ser agresivos'. 'A veces es más prudente actuar que ser pasivo. En este sentido, el Papa no es un pacifista', añade el portavoz vaticano. Varios enviados especiales italianos intentaron sin éxito que Navarro Valls repitiera ante las cámaras de televisión y la radio estas afirmaciones. El portavoz confirmó la veracidad de las mismas pero no quiso repetirlas ante los micrófonos.
La intervención de Navarro Valls dio ayer pábulo a nuevas especulaciones sobre el vacío de poder que existe en el Vaticano en la fase final del largo pontificado de Karol Wojtyla, que dura ya 23 años. La avanzada edad del Papa, que ha cumplido 81 años y su pésima salud han suscitado numerosas dudas entre la jerarquía católica respecto a la posibilidad de que el Pontífice dirija efectivamente la Iglesia.
El Pontífice llegó el sábado a Kazajistán, sin la compañía del Secretario de Estado vaticano, cardenal Angelo Sodano. El número dos de la Santa Sede se ha quedado en Roma, al frente de un gabinete de crisis ante la delicada situación política internacional.
Lo sorprendente de las declaraciones de Navarro Valls es que han sido hechas en la misma ciudad en la que se encuentra el Papa y casi al mismo tiempo que el Pontífice hablaba a los intelectuales kazajos en un acto oficial, para pedirles que mantengan la convivencia armónica entre razas y confesiones religiosas que caracteriza a este país.
Condena del fanatismo
Juan Pablo II hizo ayer por primera vez una neta condena del fanatismo religioso, apuntando claramente al de matriz islámica aunque sin mencionarlo por su nombre. En su discurso de despedida de Kazajistán, país que abandona esta mañana (madrugada del martes en España) rumbo a Armenia, el Pontífice se refirió elogiosamente al 'auténtico Islam', 'el que reza y es solidario con los necesitados', para reiterarle el respeto que le profesa la Iglesia Católica. A renglón seguido declaró que 'el odio, el fanatismo y el terrorismo profanan el nombre de Dios y desfiguran la auténtica imagen del hombre'. Juan Pablo II pidió un esfuerzo común para que Dios no sea 'secuestrado por las ambiciones de los hombres' nunca más.
El presidente kazajo, Nursultan Nazarbayev, aprovechó la intervención del Papa en el palacio de Congresos de Astana para reiterar su rechazo a los extremismos. Horas antes, Nazarbayev había condenado los atentados terroristas sufridos por los Estados Unidos y se había mostrado dispuesto a sumarse a la coalición contra el terrorismo que están formando los Estados Unidos, caso de que el Gobierno de Washington se lo pidiera.
Las relaciones de la Iglesia católica y el Kazajistán independiente son óptimas en estos momentos y las autoridades han dado toda clase de facilidades a los católicos del país para que pudieran acudir a Astana a la misa oficiada el domingo por el Pontífice. Casi la mitad de los católicos kazajos (90.000 sobre un total de 180.000) se han concentrado en la capital para arropar con su presencia la visita de Wojtyla. La mayoría son de origen alemán, ucranio y polaco, y muchos de ellos están emigrando masivamente a sus países de origen.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.