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IMPACTO EN LOS MERCADOS

La SEPI mantiene la venta de Aerolíneas a pesar de la crisis

La compañía argentina asegura que no le han afectado los atentados

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) mantiene la venta de Aerolíneas Argentinas, que quiere concluir, como tarde, la próxima semana. La compañía afirma que su nivel de ocupación no ha variado tras los atentados en Estados Unidos. La SEPI manifiesta que ninguno de los cuatro candidatos a la compra ha pedido modificación alguna de las condiciones de la operación ni ha cambiado su oferta, pese a que los atentados han sumido al sector aéreo en una profunda crisis.

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La crisis que vive el transporte aéreo de pasajeros tras los sucesos del pasado día 11 no ha afectado, según la SEPI, a Aerolíneas Argentinas, empresa de la que posee el 91,2% y que atraviesa su propia agonía. Desde el mes de mayo, cuando dejó de pagar el combustible poco antes de presentar oficialmente la suspensión de pagos, Aerolíneas mantiene un bajísimo nivel de actividad. Sólo realiza vuelos domésticos y lo que denominan regionales -a algunas capitales de América Latina- y con un nivel de ocupación de entre el 40% y el 50%, que, según la compañía, se mantiene invariable 'antes y después de los atentados'.

Los candidatos a la compra, cuatro en total, mantienen sus ofertas y no han realizado ninguna modificación al respecto, según la SEPI. Una de las ofertas la presenta la compañía Air Comet y el grupo Marsans; otra es la que encabeza el ex presidente de Aerolíneas Argentinas Juan Carlos Pellegrini, junto a un grupo de bancos de negocios y otros inversores; la tercera procede del consorcio Clicknest, liderado por el industrial argentino Enrique Pescarmona y Asset Management, y el cuarto ofertante es un fondo de inversión que se mantiene en el anonimato.

Según la SEPI, Aerolíneas se venderá según la última fecha prevista, a finales de septiembre o primeros de octubre. Concluirá así una pesadilla para el grupo público español y un problema para las relaciones políticas y económicas entre España y Argentina. Cuando el nuevo presidente de la SEPI, Ignacio Ruiz-Jarabo, cierre la compra, el grupo público abandonará un sector que le ha traído de cabeza y que ha marcado gran parte de la gestión de su anterior presidente, Pedro Ferreras. La SEPI tardó dos años en vender Iberia, en la privatización más larga de su historia, y la colocó en Bolsa a poco más de un euro (1,19), con dificultades y en medio de un conflicto con los pilotos. Ahora la venta de Aerolíneas coincide con la crisis más profunda del sector en la última década, tras haber retrasado una decisión prevista, en principio para el 16 de agosto pasado. En esa fecha, sin embargo, el nuevo presidente de la SEPI apenas llevaba 10 días en el cargo.

La única salida

La venta ha sido la única salida que la SEPI ha encontrado para Aerolíneas después de haber fracasado en la imposición de un plan de ajuste que incluía la reducción de 1.300 empleos, de una plantilla de 6.500 personas, mediante bajas incentivadas y prejubilaciones, además de un recorte salarial.

La rotunda oposición del sindicato de mecánicos (APTA) a estas medidas impidió la aplicación del plan -pese a las reuniones mantenidas entre su líder, Rodolfo Cirielli, y representantes de los Gobiernos español y argentino- y levantó una oleada de crispación popular contra las empresas españolas presentes allí que terminó por contagiar a la Bolsa española y abrir una brecha en las relaciones políticas. Desde los años noventa, las empresas españolas han invertido en Argentina más de 40.000 millones de dólares y emplean directamente a 69.000 personas e indirectamente a 109.000.

Los compradores se encontrarán con una compañía prácticamente en quiebra. Arrastra una deuda de 200.000 millones de pesetas; desde hace 11 años, salvo una ocasión, presenta pérdidas millonarias y se ha tragado 375.000 millones de pesetas de dinero público español. Es un ejemplo de mala gestión, y un feudo sindical.

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