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Los vecinos del centro para toxicómanos bilbaíno rompen las negociaciones con el Ayuntamiento

Los representantes ciudadanos responsabilizan al consistorio y a Cáritas de 'lo que pueda pasar'

Naiara Galarraga Gortázar

Mal acabó anteayer la primera reunión oficial a tres bandas para tratar de reencauzar el conflicto generado por la apertura de un centro de atención nocturna para drogodependientes sin techo en Bilbao. Los cuatro representantes de los vecinos abandonaron la reunión. Al despedirse, advirtieron al concejal de Bienestar Social, Eusebio Melero, y a los representantes de Cáritas de que queda 'bajo su responsabilidad lo que ocurra' a partir de ahora. La comisión vecinal anunció su disolución y la suspensión de las movilizaciones de protesta por el centro.

El encuentro de anteayer era la primera ocasión en que las tres partes implicadas en la controversia creada por la apertura del centro Hontza, que Cáritas decidió cerrar tras dos semanas en funcionamiento ante las protestas vecinales, se sentaban en torno a una mesa para buscar una solución. Los vecinos abandonaron la reunión 45 minutos después de que hubiera empezado porque 'el diálogo está en un camino sin salida'.

'Estamos como el primer día'. 'No nos han hecho ni caso'. Son, en síntesis, los motivos por los que los vecinos decidieron romper las negociaciones. Hasta anteayer se habían sucedido contactos bilaterales de la concejalía de Bienestar Social con Cáritas, promotora y gestora del centro, y la comisión creada por los vecinos del barrio donde está el polémico local. Hontza abrió el 4 de julio. Durante dos semanas ofreció atención básica (sanitaria e higiénica) además de un servicio de intercambio de jeringuillas a drogodependientes sin techo que no utilizan los recursos existentes para este colectivo. El horario era de 22.00 a 7.00.

Fuentes de Cáritas explicaron ayer que el desenlace de la reunión no les pilló por sorpresa. No obstante, se declararon satisfechos ante el firme compromiso del área de Bienestar Social de respaldar la reapertura de Hontza. El Ayuntamiento rechazó hacer declaraciones sobre el futuro del local hasta que haya evaluado la situación generada por el abandono de los representantes de los vecinos.

La ya disuelta comisión vecinal explicó ayer, en una conferencia de prensa celebrada a pocos metros del centro Hontza -custodiado desde el jueves por la noche por una patrulla de la Policía Municipal-, que no está 'en contra de Cáritas, ni de su proyecto' de atender a drogodependientes por las noches, pero sí de que lo haga en su barrio.

Los vecinos consideran que 'el centro de drogadicción', como denominan a Hontza en las múltiples pancartas desplegadas en el barrio, supondrá que los toxicómanos que pululan por la cercana Bilbao La Vieja se trasladen hasta su zona.

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La comisión vecinal aseguró que su decisión de 'disolverse dejando en manos del señor Melero y el señor Fernando Huarte [director de Cáritas en Bilbao] la responsabilidad de los acontecimientos que puedan ocurrir a partir de hoy [ayer para el lector] no es ninguna amenaza'. Pero aseguraron que 'el barrio sigue inquieto, preocupado'. Explicaron los vecinos que la única novedad surgida en la reunión fue la propuesta del concejal Melero de trasladar a los usuarios al centro en autobuses. La rechazaron, como antes hicieron con la propuesta de crear una comisión seguimiento de la marcha de Hontza una vez reabierto.

Los vecinos criticaron además que 'los privilegios, más que los derechos, de entre 100 y 120 drogodependientes [los usuarios estimados del centro] estén por encima de la opinión del barrio'.

Para apuntalar su postura, los representantes vecinales reiteran una y otra vez una frase pronunciada por el alcalde bilbaíno, Iñaki Azkuna, el pasado mes de agosto: 'El centro no se puede abrir en contra de los vecinos'. Fuentes cercanas a Azkuna precisaron ayer que lo que el regidor no quiere es que los usuarios y profesionales deban acudir al local con escolta policial.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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