Un aroma superior

SI ESTE TINTO no hubiera sido proclamado mejor vino del año, todo serían alabanzas. Pero la primacía exige rigor crítico. Y tras una cata y degustación meditada, el título resulta más que dudoso. No se puede negar que Leda es muy bueno, pero creo que su puntuación de casi 96,5 es, cuanto menos, excesiva. Existen en nuestro país varios vinos que le superan en calidad, y a los que no me atrevería a dar tan alta calificación. Por ejemplo, el impresionante Numanthia, un toro que, curiosamente, tiene mucho en común con este Leda, aunque su evolución haya sido diferente.

Ambos son potentes, tánicos, de una profundidad aromática fuera de lo común. Sin embargo, uno tiene cuerpo, carnosidad, persistencia palatal, mientras que el otro ofrece en el paladar una peligrosa tendencia a lo hueco y evanescente.

Donde destaca Leda es en su nariz, de gran complejidad, en la que resalta un hábil uso de maderas nuevas francesas. Y una elegancia que me recuerda el toque maestro de Mariano García. Con todo, Leda es todavía un hermoso cisne al que le queda algo de patito feo.