El Gobierno culpa a Marruecos de la incesante oleada de pateras

El récord histórico de detención de inmigrantes, que se batió el pasado fin de semana cuando más de 800 personas fueron interceptadas mientras intentaban entrar clandestinamente en Andalucía y Canarias, ha llevado al Gobierno español a mirar al otro lado del Estrecho. Si el lunes el delegado del Gobierno para la Extranjería, Enrique Fernández- Miranda, culpaba del 'desbarajuste' de la inmigración a la anterior ley, rechazada en su día por el PP y derogada hace ya siete meses, ayer el Gobierno buscó las culpas en las autoridades marroquíes.

En declaraciones a Europa Press, el jefe de la diplomacia española, Josep Piqué, reveló que el embajador de Marruecos en Madrid, Abdeslam Baraka, ha sido convocado para hoy en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores para comunicarle que la situación actual es 'inaceptable' y que su país debe realizar un 'mayor esfuerzo policial' para evitar que zarpen las pateras desde las costas africanas.

Baraka será recibido por el director general de Política Exterior para el Mediterraneo, Oriente Medio y África del Ministerio de Exteriores, Gabriel Busquets. La reunión se debería haber celebrado ayer, pero fue aplazada hasta hoy por ser día festivo en Marruecos. El mismo lunes, Piqué ya transmitió las quejas del Gobierno español a su homólogo marroquí, Mohamed Benaissa, con quien mantuvo una conversación telefónica.

'Situación insostenible'

'Estamos ante una situación que no es sostenible', insistió ayer el ministro español, quien reconoció que 'nunca se podrá impedir la inmigración ilegal en un 100%', pero insistió en que se debe 'tender hacia ello'. Para lograrlo, continuó, 'no se puede actuar sólo desde los países receptores de esa inmigración, sino que deben tomar cartas en el asunto los países de origen de esos inmigrantes o esos países de paso obligatorio'. 'Es cierto que las condiciones climatológicas propician el tráfico de pateras, pero debemos exigir a Marruecos una mayor grado de involucración', insistió. Para conseguir que mejore la eficacia de las fuerzas de seguridad marroquíes en la lucha contra la inmigración ilegal, España se ha ofrecido a colaborar en la 'preparación y dotación' técnica de cichas fuerzas. Pero, 'es muy importante constatar una clara voluntad de Marruecos para cooperar en ese tema', concluyó Piqué, sugiriendo que hasta ahora no ha existido dicha voluntad.

El vicepresidente y ministro del Interior, Mariano Rajoy, fue aún más duro que su compañero de gabinete y dijo que el embajador marroquí en Madrid ha sido convocado 'para hacer ver [a las autoridades de su país] la responsabilidad que tienen' en el incremento incesante de la inmigración clandestina y para que 'tomen buena nota de que esto no puede seguir así'.

Rajoy recordó que a finales de julio pasado los gobiernos de Madrid y Rabat firmaron un convenio de control de los flujos migratorios 'para que los trabajadores marroquíes puedan venir a trabajar a España con su contrato, con su Seguridad Social y en plenitud del ejercicio de sus derechos', pero agregó que la concesión de estas ventajas ' exige una contrapartida, que es el control de inmigración ilegal'.

El vicepresidente advirtió además al Gobierno marroquí de que 'está poniendo en peligro, por no luchar con contundencia y con eficacia contra las mafias, la vida de muchas personas'.

Repetidos llamamientos

Los dos ministros se quejaron, además, del escaso éxito que han tenido hasta ahora sus repetidos llamamientos a las autoridades marroquíes para que pongan freno a la salida de pateras. Piqué aseguró que su ministerio ha trasladado en 'varias ocasiones' al Gobierno marroquí el mensaje de que 'debe hacer un esfuerzo de control mayor del que hace'. Rajoy aseguró, por su parte, que 'no es la primera vez que tienen lugar' este tipo de conversaciones. 'Yo he insistido en repetidas ocasiones en que esta situación no puede continuar y en que hay una responsabilidad enorme', declaró. La iniciativa del Gobierno fue bien acogida por el PSOE, desde donde se valoró la iniciativa de citar al embajador de Marruecos para hablar del aumento del flujo de inmigrantes. Sin embargo, Consuelo Rumí, la responsable de Política Social socialista, puntualizó que 'espera' que no se trate sólo de 'márketing, de dar sólo una imágen, sino que se afronte la situación', e insistió en la necesidad de celebrar una reunión bilateral 'al más alto nivel' y de no dejar el problema sólo en manos del Gobierno Marruecos.

Rumí afirmó además que 'ésta medida muestra la descoordinación del Gobierno en materia de inmigración y desacredita a Fernández-Miranda, que se limitó a criticar a los Gobiernos anteriores sin ofrecer ninguna medida positiva'.

Desde Izquierda Unida su coordinador general, Gaspar Llamazares, criticó que el Gobierno busque en Marruecos al 'chivo expiatorio de su fracaso en política de inmigración' y lamentó que no se articulen planes para el desarrollo de los países de origen de los inmigrantes. Agregó que la convocatoria del embajador de Marruecos responde a la voluntad del Gobierno de 'eludir sus propias responsabilidades en materia de inmigración'.