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Trimble no aceptará el plan de paz si el IRA no entrega las armas

David Trimble reafirmó ayer la intención de su partido, el Unionista del Ulster (UUP), de rechazar el último plan de paz angloirlandés si no viene acompañado del desarme del Ejército Republicano Irlandés (IRA). El documento de ambos primeros ministros, Tony Blair y Bertie Ahern, define el decomiso de las armas paramilitares como parte 'indispensable' del acuerdo político de 1998 y establece un programa de 'desmilitarización' de Irlanda del Norte supeditado a la mitigación de la amenaza terrorista.

'El Gobierno debe presionar a los republicanos con señales claras de que toda violencia debe terminar. Esto incluye la violencia del IRA, la existencia del IRA y la continua retención de las armas del IRA', dijo el líder unionista en la BBC. En el transcurso de la entrevista, Trimble dejó claro que la respuesta unionista dependerá de la acción que tome el movimiento republicano y del apoyo de los nacionalistas de John Hume a la reforma de la policía del Ulster.

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El éxito y fracaso del plan están en manos del movimiento republicano. La ausencia del anticipado comunicado en reacción al nuevo contexto político esbozado por Blair y Ahern, que responde en gran medida a las inquietudes de su rama política, el Sinn Fein, hará retrasar el anuncio de los respectivos veredictos, previsto en principio para hoy. El siguiente plazo expira el próximo día 12, fecha tope para la reelección de Trimble u otro candidato del UUP como ministro principal de Irlanda del Norte.

Inutilizar el armamento

El líder unionista ha confiado en ocasiones anteriores en el compromiso del IRA de inutilizar su armamento de 'forma completa y verificable' dentro del 'contexto' de la puesta en práctica global del acuerdo de Viernes Santo de 1998. La presión de su formación y un amplio sector de la población protestante hace imposible que recupere las riendas del poder autonómico sin un gesto significativo del IRA respecto al desarme. Esto podría materializarse con el sellado permanente o quema de los arsenales inspeccionados por observadores independientes, acompañado, quizá, por una declaración sobre el fin de la guerra.

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La ambigua situación del IRA, con sus armas calladas desde 1997 pero sin que se haya producido el desarme ni su disolución, ha aportado beneficios políticos al Sinn Fein. Tras el auge en las últimas elecciones británicas, su presidente, Gerry Adams, fija el horizonte en la República de Irlanda, donde aspira a incrementar el número de diputados en los comicios que podrían celebrarse el año próximo. En los cálculos sobre el posible saldo positivo que el desarme puede aporta al Sinn Fein entrará también el riesgo a una hemorragia de históricos y simpatizantes del IRA hacia la disidencia republicana que, como demostró la semana pasada, tiene capacidad para atentar casi simultáneamente en el Ulster y en la capital británica.

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