Un tercio de las 600 minidesaladoras instaladas en el sureste español es ilegal
Las plantas para lograr agua de uso agrícola carecen de sistema de recogida de la salmuera
Las principales zonas de expansión de estas desaladoras son el Campo de Cartagena (la depresión que rodea el mar Menor entre Murcia y la ciudad portuaria), el sur de Alicante y el Campo de Níjar. 'Algunas minidesaladoras caben en el carrito de la compra. Colocan unos cartuchos de fibra enrollada, un compresor y a tirar. Bombean el agua debajo de la casa y la salmuera la arrojan a la rambla. Como es poca cantidad, nadie se entera', dice un alto funcionario de una confederación hidrográfica de la zona.
Por este procedimiento y otros más sofisticados, en los últimos tres años se han instalado aproximadamente unas 600 desaladoras de agua salobre sólo en el sureste peninsular. Ningún organismo del agua es capaz de facilitar un inventario fiable. El presidente de la Confederación del Segura, Juan Cánovas, dice que en su jurisdicción hay 31 desaladoras autorizadas con una capacidad para fabricar 70.101 metros cúbicos de agua útil al día o 25,58 hectómetros cúbicos anuales. Por las declaraciones de instaladores de estas plantas y otras fuentes agrarias, la cifra real es el doble.
Tanto es así que una conducción construida hace unos años para recoger los afluentes contaminantes agrarios que iban a parar al mar Menor, afectado gravemente por lixiviados de pesticidas y herbicidas, se ha convertido en 'salmueroducto'. La infraestructura recoge los drenajes de la rambla del Albujón y los encauza a lo largo de 30 kilómetros hasta el norte del mar Menor, donde se ha levantado una depuradora para que 'cribe' el agua antes de arrojarla por un gran emisario submarino al mar Menor.
Demasiadas medusas
Este espacio marítimo singular ha sufrido en los últimos años la presencia multitudinaria de medusas que picaban a los bañistas. La depuradora, situada en San Pedro del Pinatar (Murcia), tiene capacidad para tratar 2,3 millones de metros cúbicos anuales, pero ya se piensa en ampliarla a 12, según Cánovas.
A pesar de la sequía, endémica ya en Murcia, este año no hay una presión tan fuerte para instalar desaladoras, ya que por primera vez en su historia el acueducto Tajo-Segura alcanzará el máximo de agua trasvasada que le permite la ley, 600 hectómetros cúbicos (está diseñado para trasvasar 1.000).
Pero donde no llega ningún trasvase o menos de lo que esperaban es a la zona almeriense comprendida entre los Campos de Níjar y Cuevas de Almanzora, cuyo embalse está vacío. En la primera de estas comarcas 'se calcula que hay más de 200 desaladoras chiquititas que tratan entre 0,5 y 4 metros cúbicos de aguas salobres al día', según un funcionario. 'Se localizan sobre todo en las zonas de Las Barranquetas y Rambla Morales, sobre unas mil hectáreas', añade. 'Para regar una hectárea o 6.000 metros, un agricultor se gasta 300.000 pesetas al año en amortizar y mantener la desaladora. Si sacan cinco millones con la venta de las verduras o frutas, ya les vale', afirma otro técnico en hidrología almeriense.
La Confederación Hidrográfica del Sur que gestiona los recursos de estas comarcas no tiene idea del número de minidesaladoras en funcionamiento. Hay 20 denunciadas. Los organismos de cuenca están desbordados. No son capaces de controlar la proliferación de estas instalaciones, que son pan para hoy y hambre para mañana. Los acuíferos están sobreexplotados. Cada vez se les extrae más agua cuya conductividad (salinidad) va en aumento, como una espiral sin retorno.
La Diputación de Almería y la Caja Rural provincial han convocado un concurso para hacer un estudio sobre el problema y las consecuencias a medio y largo plazo sobre los escasos recursos de aguas subterráneas y su creciente salinización.
Mientras las grandes instalaciones como la que se construye en Carboneras (con una capacidad diaria de desalación de 120.000 metros cúbicos para abastecimientos y regadíos) toman agua de mar para su tratamiento y devuelven la sal al Mediterráneo, las minidesaladoras agrícolas se nutren de aguas salobres subterráneas, pero carecen de sistemas de recogida del agua sobrante. Por cada 1.000 litros aprovechan 400. El resto no se sabe adónde va. Sólo en el Campo de Dalías (El Ejido), donde se pretende hacer un plan de reordenación agrícola, se extraen 259 millones de metros cúbicos de aguas subterráneas al año.
'Nosotros ni sabemos adónde arrojan la salmuera ni se lo preguntamos', dice un instalador murciano que ha montado alrededor de 25 desaladoras en los últimos tres años. Otro instalador almeriense (ninguno quiere que aparezca su nombre) asegura que no existe ningún sistema de evacuación ni balsa de decantación: 'Nosotros les cobramos los millones que cuesta la desaladora, entre 5 y 18, según su nivel de sofisticación, pues hay algunas que se regulan desde un PC o desde el móvil, y trato hecho. Sacan entre 0,3 o 7 litros de agua por segundo y los restos se vuelven a echar a un pozo con un nivel freático inferior del que se toma el agua salobre o directamente a la rambla. Nadie se entera. Así ocurre en Níjar, Cabo de Gata, Canarias, Campo de Cartagena, Mazarrón o Castellón'.
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