Las cúpulas de Interior y de la Ertzaintza se unen ante el asesinato de Mikel Uribe
La familia veló el cadáver en la capilla ardiente instalada en la comisaría de Tolosa
La capilla ardiente con los restos de Uribe fue distinta a la de otras víctimas de ETA. Hubo menos vecinos velando su cadáver, pero más autoridades, gestos, y fotografías para el recuerdo. El consejero vasco de Interior, Javier Balza, ofreció ya a las dos de la tarde la primera pista de que ayer sólo se iban a ver imágenes de unidad. Hora y cuarto antes de que llegara el féretro, habló de la coordinación entre las fuerzas de seguridad del Estado para 'librar a Euskadi de la lacra que supone ETA'. Y se esforzó en destacar que la cúpula de la Guardia Civil y de la policía se habían trasladado a Tolosa en un acto de 'solidaridad y compañerismo'.
El interior de la comisaría ofreció una imagen, cuando menos, inusual. Todos, el lehendakari, Juan José Ibarretxe; el vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior, Mariano Rajoy; Balza; el director general del Cuerpo Nacional de Policía, Juan Cotino; el responsable máximo de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, y otras autoridades, compartieron el dolor con la familia en el mismo espacio y en el mismo momento. Y no se esquivaron, como en otras ocasiones.
Por los pasillos, ertzainas de uniforme y de paisano, observaban el desfile de autoridades y recordaban a su compañero asesinado. 'Sé que es lo que se dice siempre, pero era un gran tipo'. ¿No le soprende que no adoptara medidas de seguridad y fuera solo todos los sábados al mismo sitio? 'Prefiero no hablar de eso'. Otro compañero sí opinaba: 'Somos de aquí, de toda la vida. No podemos hipotecar nuestra vida y trastocar la de nuestra familia por dedicarnos a esto'.
Los agentes controlaban las entradas a la capilla ardiente. La viuda de Uribe, Maite Martiarena, y su hijo, Ibai, sólo pasaron al interior cuando las cámaras terminaron de grabar. Ella, y el resto de su familia, no estaba en condiciones de enfrentarse al revuelo mediático. Hoy velará el cadáver de su marido hasta que a las seis de la tarde sea trasladado a la parroquia de Leaburu, donde el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, oficiará el funeral. Dos horas después, una manifestación convocada por el Gobierno vasco recorrerá las calles de Tolosa en señal de repulsa por el atentado. El conseller de Interior de la Generalitat de Cataluña, Xavier Pomés, arropará a Balza en todos esos actos.
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