Ibarrola inicia su 'obra más poderosa' en el puerto de Llanes
El artista Agustín Ibarrola (Bilbao, 1930) comenzará hoy en Llanes (Asturias) los trabajos preparatorios de la que pretende ser su 'obra más poderosa' y también la de mayor 'impacto' y proyección internacional por su concepción 'vanguardista', 'sus dimensiones y originalidad' y la novedad del espacio elegido para la intervención: los grandes bloques de hormigón que sirven de refuerzo a la escollera de defensa del puerto llanisco.
Sobre ellos plasmará Ibarrola una interpretación pictórica personal de motivos, símbolos e ilustraciones alusivas al pasado histórico de la localidad, a su cultura ancestral, al paisaje, al modo de vida tradicional y a los rasgos identitarios de sus gentes. La obra, titulada por ello Los cubos de la memoria, pretende ser al mismo tiempo una pintura mural y una escultura, e involucrar al mar como agente activo, creador de nuevas ilusiones ópticas.
Después del bosque pintado de Oma (Vizcaya) y del espacio escultórico de Allariz (Orense), Ibarrola, que también ultima un proyecto para la cuenca del Rhur (Alemania), ha definido su intervención artística en la escollera portuaria de Llanes como el 'mayor desafío' al que se ha enfrentado hasta ahora por la singularidad del espacio en el que creará su obra. Al actuar sobre poliedros, 'este inmenso mural será al mismo tiempo una gigantesca escultura policromada de infinitos escorzos', explicó Ibarrola en Llanes, y permitirá 'múltiples composiciones', según la localización desde la que se observe. 'Los temas, tanto figurativos como no figurativos', señaló, 'serán engarzados por una estructuración ajustada a la geometría de los cubos y a la discontinuidad de sus aristas y superficies'.
Con las mareas
El espacio en el que se inserta la obra, el mar Cantábrico, se convertirá en un elemento colaborador en dar vida a la obra. Ibarrola ha estudiado el comportamiento del oleaje, de modo que la parte de las pinturas que quede sumergida en al agua durante las mareas altas permanezca no sólo visible, sino que además, mediante 'un tratamiento estético' específico, sea capaz de 'producir efectos ópticos y conceptuales' insólitos.
La obra, al ser realizada sobre los grandes cubos de hormigón que sirven de rompiente al mar, constituye, según el artista, un reto no sólo artístico, sino también técnico para sí mismo y para la compañía a la que ha encargado la fabricación de las varias toneladas de pintura que serán empleadas en la obra: 'Tenemos que lograr que la obra resista el sol y la sal, y además no conocemos el comportamiento en el hormigón de la pintura hasta ahora utilizada en barcos y estructuras marinas. Me enfrento a una superficie y una textura desconocidas para mí'.
La obra tendrá un coste de 41 millones de pesetas y se desarrollará este verano en la cara sur de la escollera, y el próximo, en la norte.
Babelia
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