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El escudo antimisiles de Bush enriquecerá a la industria tecnológica y militar de EE UU

El desarrollo del sistema y las inversiones pueden alcanzar los 60 billones de pesetas

Si los planes de Bush se ponen en práctica, no sólo las compañías aeronáuticas van a recibir contratos millonarios: según The Wall Street Journal, habrá que construir bases enteras en la isla de Kodiac y en Fort Greely, ambas en Alaska, y crear también varios búnkeres de enorme tamaño para almacenar los misiles interceptores.

Terminado el trabajo de las empresas de construcción, varias compañías privadas de telecomunicaciones tendrán que diseñar e implantar unos sistemas de detección de ataques enemigos que todavía están en su primera fase de desarrollo. Hará falta crear sensores para detectar los misiles enemigos, aparatos de rayos láser que determinen su trayectoria exacta y cohetes antimisiles de precisión excepcional, sin contar la tecnología espacial que completa el sistema.

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Gráfico animado:: Sistema de defensa antimisiles

Después, el Pentágono tratará de colocar los sistemas de intercepción en algunos de sus busques de guerra más avanzados, los cruceros Aegis, pero los estudios aconsejan optar por la construcción de nuevos barcos dedicados exclusivamente a incorporar el sistema antimisiles. Los planes exigen al menos siete buques a 1.000 millones de dólares por pieza (195.000 millones de pesetas). Por esa adjudicación se frotan las manos en los astilleros de General Dynamics Corp., en Virginia, y Litton Industries, en California.

El presupuesto es incalculable; la cantidad que se gasta ahora en probar el sistema es irrisoria comparada con el coste final, incluso si Bush logra, como pretende, el aumento de un 57% en la partida inicial (8.300 millones de dólares). Las cifras que se barajan oscilan entre los 80.000 y los 300.000 millones de dólares (60 billones de pesetas), una cantidad descomunal para un sistema que de momento no funciona. Aunque el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reconoció en el Congreso que es 'terriblemente importante definir el concepto de si funciona o no', se comprometió a no poner en marcha el proyecto si su fiabilidad no está demostrada.

Según informes internos de Boeing, los primeros cinco misiles interceptores podrían estar listos dentro de tres años, pero no estarían equipados con el sofisticado radar X porque todavía no habrá dado tiempo a construirlo. Cuando al portavoz de Boeing se le interroga sobre el beneficio comercial que obtiene la compañía con el sistema antimisiles, Virnell Bruce repite: 'Trabajamos con nuestro cliente para garantizar el mejor producto de defensa antimisiles para nuestro país'.

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La compañía considera además que el elemento comercial puede ayudar a 'vender' el plan a los aliados europeos más reticentes. La compañía recuerda al Pentágono que la OTAN ha adjudicado contratos a consorcios empresariales que también se beneficiarían del despliegue del escudo nuclear. Una de las corporaciones que podría obtener sabrosas adjudicaciones aglutina bajo el nombre de Janus a grandes compañías británicas (BAE Systems) y francesas (Aerospatiale Matra Missiles) con la estadounidense Lockheed Martin. El contrato que acaban de cerrar con la OTAN pone a estas compañías en una posición excelente para entrar en el reparto de contratos.

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