El principal organismo científico europeo pide la clonación de embriones con fines médicos
La Fundación Europea de la Ciencia prevé tratamientos rápidos de Parkinson y diabetes
La clonación de embriones humanos de pocos días, o el mero uso para investigación de los embriones sobrantes de los tratamientos de reproducción asistida, suscita un amplio rechazo en los sectores políticos y religiosos más conservadores. Ese desagrado, basado generalmente en la creencia de que un óvulo fecundado es ya un ser humano, logró la semana pasada dos victorias: la renuncia del Gobierno socialista francés a impulsar una legislación permisiva con la clonación terapéutica, y el anuncio por la Administración republicana de EE UU de un proyecto de ley para criminalizar esas prácticas.
El contraataque científico llegará esta semana en un informe (policy briefing) de la Fundación Europea para la Ciencia, un organismo que agrupa a 67 entidades científicas entre las que se cuentan todas las grandes instituciones estatales de investigación de los países de la UE, como el Instituto Max Planck alemán, el Medical Research Council británico, el Centre National de la Reserche Scientifique francés o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas español.
'El potencial terapéutico de las células embrionarias humanas es evidente', dice el secretario general de la fundación, el físico español Enric Banda. 'Por supuesto, las necesarias investigaciones científicas en este campo deben acompañarse de la regulación precisa y de un debate ético paralelo'.
Los sectores reacios a estas investigaciones, incluida la ministra española de Sanidad, Celia Villalobos, y la facción más conservadora de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida que asesora al Gobierno español, reconocen su enorme potencial médico, pero aducen que las células madre podrán obtenerse de órganos adultos, y que ello hará innecesario el espinoso asunto del uso de embriones.
La Fundación Europea de la Ciencia, sin embargo, no ve la más mínima razón para renunciar a l-as células madre embrionarias -técnica que ya ha demostrado su eficacia- por la mera posibilidad de que pueda llegar a haber otra igualmente eficaz en un incierto futuro. 'Es necesario llevar a cabo experimentos con células obtenidas de embriones y de adultos en paralelo', señala el informe.La fundación considera muy probable que las células madre embrionarias puedan aportar a corto plazo terapias eficaces contra las enfermedades debidas a la degenaración de grupos celulares definidos, como la diabetes, el Parkinson o la corea de Huntington. Las enfermedades que afectan a órganos enteros también serán abordables con terapias basadas en estas células, pero 'a mucho más largo plazo'.
Al mismo tiempo, la fundación urge a los países europeos a legislar para que los laboratorios que llevan a cabo estos experimentos sean regulados y supervisados. Algunos críticos del uso médico de embriones, como el presidente francés, Jacques Chirac, se oponen al método por la simple razón de que algunos científicos pudieran sentirse tentados de dar el salto de la clonación terapéutica (para obtener células) a la reproductiva (para obtener niños clónicos, tras la implantación de los embriones en un útero), que es rechazada de plano por la fundación.
El informe añade: 'Cuando las terapias derivadas del uso de células madre estén disponibles, los pacientes de todos los países querrán usar esos resultados'. Y también: 'Gran parte de la investigación en este campo se está haciendo en el sector privado. Por lo tanto, no es accesible para la comunidad científica, ni supervisable por ella'. Por ello la fundación considera urgente que las instituciones oficiales financien la investigación con embriones, de modo que los científicos públicos puedan participar en unos desarrollos científicos esenciales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.