Los expertos alertan del riesgo de que Rusia alcance una tasa de sida del 20%
Un estudio pide aumentar en un 10% los fondos contra la enfermedad
Los datos proceden del informe del Grupo Internacional de Crisis (ICG en sus siglas inglesas) que preside el ex presidente finlandés Martí Ahtisaari y que cuenta con fondos de la UE, de varios gobiernos y de organizaciones públicas y privadas. Entre sus miembros se encuentra Gareth Evans, presidente ejecutivo y ex ministro australiano de Exteriores, y otras personalidades, como la europarlamentaria Emma Bonino, el ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors o la ex ministra de Sanidad francesa Simone Veil.
El análisis, titulado HIV/Sida, un asunto de seguridad, será presentado oficialmente la próxima semana en la sesión extraordinaria sobre sida que la ONU celebra en Nueva York entre los días 25 y 27 de junio. El estudio demuestra que la seguridad del planeta está en peligro por culpa de una pandemia cuyos efectos devastadores en términos humanitarios, sociales y económicos son en ocasiones más dramáticos que los que producen los conflictos armados.
'En Rusia, Ucrania y países independientes de la Commonwealth, los resultados positivos del test de VIH se han multiplicado por cinco entre 1997 y 1998', dice el informe. 'En 1999, la región registró el mayor incremento de infección de VIH del mundo. En el peor de los escenarios, Rusia podría alcanzar una tasa de infección entre los adultos del 20% o superior. Ucrania tiene ya la peor tasa de sida de Europa, con más de 200.000 personas -alrededor del 1% de los adultos entre 15 y 49 años- posiblemente infectadas. La epidemia ucrania se cobrará entre 2007 y 2016 de 900.000 a 2,1 millones de muertos'.
Ucrania arrebata así a España el lugar que ocupaba hasta ahora como país europeo más castigado por el sida, con 120.000 infectados y una tasa de infección adulta de 0,58%. Una tasa muy superior a la que exhibe todavía Rusia, que con una población de 147 millones de habitantes, tenía el año pasado un número muy parecido de infecciones (130.000), según datos de Onusida.
Para los autores del informe, el problema ruso reside en la ausencia de políticas de prevención y tratamiento. Un ejemplo ilustrativo: mientras que Rusia destinó el año pasado 1,6 millones de dólares para combatir el sida, EE UU dispuso de 5.000. Y otro dato más que permite adivinar el futuro: en Moscú están ya infectados el 5% de los adolescentes.
La conclusión del informe es que el sida hay que atajarlo con inyecciones de dinero. Se propone que los países donantes destinen durante un década 10.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo. Esta cantidad incluye el fondo propuesto por la ONU de 1.000 millones de dólares y asumido por el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn. El informe recomienda que la próxima Cumbre del G-8, a celebrar en julio en Génova, se comprometa a poner el 50% de dicho fondo (5.000 millones de dólares anuales).
Se pide a los países en desarrollo, especialmente los africanos, que dediquen el 15% de sus presupuestos a luchar contra el sida, que la ONU incremente sus análisis sobre la pandemia y que la industria farmacéutica facilite el acceso de los medicamentos.
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