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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

La Ertzaintza se ve impotente para responder a la amenaza creciente de la violencia callejera

La policía teme una cadena de disturbios aprovechando las festividades del verano

A la vista de sucesos como los de Bergara y de noticias que dan cuenta de la participación de hasta un centenar de jóvenes en desmanes callejeros, la gente se pregunta cómo es posible que en un pequeño país como Euskadi que cuenta con la proporción de policía por habitante más elevado de Europa, no se puedan detectar y prever movimientos tan masivos de jóvenes violentos. Vecinos de los gaztetxes (sedes juveniles utilizadas por Haika), de la sedes y bares de EH donde campan a veces los protagonistas de la kale borroka se interrogan doblemente por esta aparente inoperancia aún a sabiendas de que determinadas áreas de las ciudades y municipios, los cascos viejos, particularmente, son un algo así como territorios liberados en los que la presencia policial hay que considerarla excepcional.

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Aunque han tenido actuaciones en ese campo y algunas notables, la Guardia Civil y la policía han dejado generalmente la lucha contra la violencia callejera en manos de la Ertzaintza en una etapa caracterizada por el acercamiento del PNV a EH, el acuerdo de Lizarra y la tregua de ETA. El fuego de los cócteles mólotov y la determinación criminal que muestran los jóvenes violentos -no han dudado en quemar y apalear a ciudadanos que han osado afearles su con-ducta-, son las grandes armas de la kale borroka. Cualquier policía sabe que tratar de arrestar a uno de estos jóvenes en acción lleva aparejado el riesgo de encontrarse con un cóctel mólotov. La información previa es, obviamente, el talón de Aquiles de la Ertzaintza en este terreno, una laguna preocupante, si como se sospecha, la kale borroka pretende dar la batalla en el calendario festivo del verano.

'La base organizativa sigue estando en los taldes, antes de Jarrai y ahora de Haika', explican expertos de otros cuerpos policiales. Cuando se trata de hacer una acción, los elementos más determinados y adiestrados echan mano de la gente que saben dispuesta y, llegado el caso, reclutan a voleo en los círculos de su organización juvenil. Les citan en un lugar determinado y si está todo en orden, de allí les conducen a otro punto, cerca del objetivo, donde otros han dejado, ocultos en contenedores de basura o en rincones discretos, los cócteles de gasolina y ácido sulfúrico preparados de acuerdo con el manual de instrucciones servido por ETA, las capuchas, las máscaras, los distintivos para evitar las infiltraciones y las instrucciones. La mayoría de los chavales no saben exactamente a dónde van pero llegados al punto tiran todo lo que hay que tirar y se largan a la carrera. Este el esquema básico aunque en operaciones como las de Getxo, la del barrio bilbaino de Rekalde y ahora Bergara, todo está mucho más preparado, dirigido y reforzado con grupos que llegan de los municipios cercanos. Lo que ha cambiado justamente es la organización', comenta un agente que se sorprende todavía de la inconsciencia infinita con que muchos jóvenes y hasta adolescentes fascinados con la violencia se meten en semejante fregado.

'Estoy pensando en una joven que detuvimos tiempo atrás. La habíamos pillado con las manos en la masa, pero ella sostenía que en dos meses estaría en la calle porque si se iba a negociar no sé qué, que si los contactos... Aún está en la cárcel'. Pese a las evidencias y a que ellos mismos explican sus ataques en los municipios gobernados por el PNV-EA como una forma de presión al nacionalismo no violento, reproduciendo así los argumentos de ETA, el anónimo comunicante que ha atribuido a Egunkaria los hechos de Bergara ha insistido en la idea de que no tienen vínculo alguno con ETA. La kale borroka sigue necesitando de la ignorancia y la insconciencia infinita de tantos jóvenes que a partir de la creencia de que Euskadi está ocupada y sojuzgada por dos Estados imperialistas encauza su rebeldía juvenil adentrándose en la senda marcada por el terrorismo, una trampa que se cierra irremisiblemente para muchos de ellos.

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