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La crisis de los conservadores

La dimisión de Hague abre la batalla por el liderazgo 'tory' en la peor crisis de su historia

Los centristas de Portillo y los proeuropeos de Clarke se refuerzan ante el fracaso derechista

'Nadie es indispensable. Nadie es más importante que el partido', declaró Hague al explicar su dimisión a primera hora de la mañana de ayer a las puertas de la sede conservadora, junto a su mujer, Ffion. 'Estoy profundamente decepcionado por los resultados', admitió. Pese a las críticas a su campaña, estaba convencido de que iba a recortar sustancialmente la distancia con los laboristas. 'Los conservadores volverán', vaticinó la baronesa Thatcher, señalada por muchos como copartícipe del descalabro por sus derechistas y destempladas irrupciones en la campaña.

Hague se comprometió a permanecer al frente del partido hasta que sea elegido el nuevo líder, en julio o a más tardar en otoño. La sucesión puede evolucionar con rapidez. El ala europeísta empezó a moverse ya en la misma noche de las elecciones. Su objetivo no es tanto lograr el liderazgo cuanto llevar el partido al centro y a posiciones mucho menos agresivas respecto a la Unión Europea.

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Obsesión antieuropea

El ex comisario europeo Leon Brittan criticó la campaña de Hague por su obsesión antieuropea. Michael Heseltine, que rompió con el thatcherismo en 1986 por su visión proeuropea, fue mucho más allá. Sus críticas a la evolución del partido en los últimos años fueron crueles. Las elecciones han sido 'un desastre para los tories y una tragedia personal para William', titula un encendido artículo en el Evening Standart. 'El partido debe ir hacia el centro y huir del aislacionismo de la extrema derecha', escribe Heseltine.

A su juicio, los conservadores no se han dado cuenta de que el país evoluciona. 'Mientras el Partido Conservador mira hacia atrás, los laboristas adoptan el lenguaje del futuro', dice. 'La ruptura de la estructura marital, las familias monoparentales, las parejas de hecho, los derechos de los gays, una población multiétnica, todo esto forma parte de la vida moderna'. 'Tenemos que abandonar la retórica anclada en una Gran Bretaña que ya no existe', advierte.

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'El sucesor de Hague debe comprometerse a unir el partido y eso significa llegar a un acuerdo con los europeístas', exige Heseltine. Y propone una profunda renovación del gabinete en la sombra 'que permita la entrada de europeístas como David Curry e Ian Taylor, además de Kenneth Clarke'. Clarke fue derrotado hace cuatro años en la sucesión de John Major por el apoyo que William Hague recibió a última hora de Margaret Thatcher. Pero sus posiciones, abiertamente proeuro, hacen impensable que pueda ganar ahora.

Más probable parece un pacto con Michael Portillo, principal figura centrista, que permita a los partidarios del euro hacer campaña por el dentro del partido, sin abrir un conflicto con la fuerte defensa del no que realizará la nueva dirección conservadora, sea cual sea. Portillo, que hace cuatro años sufrió la humillación de perder su escaño en los Comunes, ha adoptado desde entonces una imagen mucho menos arrogante y más centrada que le ha convertido hoy en el primer favorito a suceder a Hague.

Otros centristas citados estos días son Francis Maude, David Willets, Tim Yeo y Archie Norman. En el ala dura destacan Duncan Smith, la elocuente y radical Ann Widdecombe y David Heathcoat Amory.

Hague, durante el discurso en el que reconocía su derrota en las elecciones.
Hague, durante el discurso en el que reconocía su derrota en las elecciones.ASSOCIATED PRESS

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