Una abstención histórica
Sólo un 59,2% de los 43 millones de los ciudadanos capacitados para votar depositó su papeleta. Una pobre actuación, con dos de cada cinco británicos ignorando los comicios, que no se repetía desde 1918, cuando la I Guerra Mundial dejó en casa a la mayoría de los ciudadanos.
Algunos ministros laboristas del anterior Gabinete, como Jack Straw, listo para abandonar la cartera de Interior, señalaron que la autoridad moral del partido ha podido más que el voto mismo. 'Mucha gente pensaba que la batalla estaba ganada y su voto no contaría en el cómputo final', ha señalado. El bando conservador explicó la apatía ciudadana como una forma de crítica a un Gobierno laborista en el que no creían, sin explicar por qué los votos no se inclinaron entonces de su lado.
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