Génova apuesta por un pacto con Vox en Extremadura y evita pedir una posible abstención del PSOE

No hace falta que el PSOE afronte un intenso debate sobre si debe abstenerse o no en la investidura de la candidata del PP a la presidencia de Extremadura, María Guardiola, porque es el PP el que no le pide que se abstenga. La dirección nacional del PP apuesta en cambio por que la presidenta extremeña en funciones pacte con Vox para gobernar, como dejó claro este martes la portavoz parlamentaria de los populares, Ester Muñoz, en el Congreso. “Es difícil pactar nada con el PSOE de Pedro Sánchez”, defendió Muñoz, que cree que “la lectura es muy clara: Extremadura quiere un Gobierno de derechas”. La cúpula de Alberto Núñez Feijóo empuja a Guardiola a un pacto con la extrema derecha, mientras ella deja todas las posibilidades abiertas. La presidenta extremeña ha aprendido del pasado y ya no se planta frente a Vox, como trató de hacer, sin éxito, tras las elecciones de 2023. Ahora, la nueva Guardiola afronta las conversaciones sin “líneas rojas”.

El PP ha dado un golpe de timón a su estrategia con respecto a Vox tras las elecciones en Extremadura de este domingo. Los populares han leído en el resultado que la extrema derecha ya no da miedo ―porque no bastó para sacar de la desmovilización a la izquierda, y el PSOE se hundió― y que al PP ya no le perjudica tanto que crezca, porque ambos partidos pueden hacerlo en paralelo. Desde esa perspectiva, los populares creen que tienen que normalizar sus acuerdos con Vox, así que la negociación en Extremadura se afronta de una forma completamente diferente a la de hace dos años.

Entonces, Guardiola trató de negarse a la entrada de Vox en su Gobierno con un discurso muy contundente que no se había escuchado hasta entonces en el PP, diciendo que no podía dejar entrar “a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes, y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI...“. Al final, la líder extremeña del PP tuvo que rectificar y acabó compartiendo Gobierno con los ultras, tras un largo tira y afloja en el que Génova también presionó para que pactara con Vox.

Ahora, el PP vuelve a necesitar a la extrema derecha, porque le faltan cuatro votos para la mayoría absoluta, pero el discurso de Guardiola ha cambiado por completo. La presidenta extremeña ya no se cierra de entrada a que los ultras entren en su Gobierno. “Si su deseo [el de Vox] es estar en el Gobierno, tiene que haber un compromiso de trabajo y tendremos que hablar”, dijo Guardiola este martes en la COPE, aunque reflexionó que “estuvieron en el Gobierno y no aguantaron un año”.

Guardiola todavía no ha iniciado la ronda de contactos que le corresponde como ganadora de las elecciones de este domingo, pero ya ha desdibujado sus líneas rojas con Vox y ha dejado todas las opciones abiertas, incluso la de que entren en su Ejecutivo, aunque ha dicho que prefiere gobernar en solitario. El PP de Extremadura afronta la negociación sin límites previos. “No hay líneas rojas en este Gobierno. Vamos a hablar con todos y de todo”, dijo este martes la portavoz en funciones de la Junta de Extremadura, Elena Manzano Silva.

Génova comparte con su baronesa extremeña que no hay que poner líneas rojas a los acuerdos con Vox, pero la dirección nacional del PP va todavía más lejos que el PP extremeño y empuja a Guardiola a pactar con Santiago Abascal. La interpretación que la dirección nacional del PP hace de los resultados en las elecciones de este domingo en Extremadura, en las que el PP y Vox alcanzaron el 60% de los votos (el PP ganó con un 44% de los votos y 29 escaños, a cuatro de la mayoría absoluta, y Vox subió al 17% y 11 escaños), es que el mandato de las urnas es un Gobierno de la derecha apoyado por la extrema derecha. Génova apunta a un acuerdo con el partido de Abascal: “Tendremos que ponernos de acuerdo”, subrayó la portavoz parlamentaria, Ester Muñoz, en referencia a la extrema derecha.

Muñoz insistió mucho también este martes en el “severo correctivo de los extremeños al PSOE”, que se hundió al 26% y 18 diputados, por lo que considera que el PP tiene que mirar hacia la ultraderecha. Hasta el punto de que la cúpula del PP reacciona con aparente desdén a la posibilidad de que el PSOE se abstenga, como han empezado a plantear algunos dirigentes históricos socialistas. ¿No les interesa la abstención del PSOE? ¿No la piden?, le preguntaron los periodistas a la portavoz del PP este martes en el Congreso, que contestó: “No se trata de si queremos o no la abstención del PSOE, tendrán que decir si la ofrecen. Se trata de leer lo que quieren los extremeños. Y quieren un 60% un Gobierno de derechas. Es importante tenerlo en cuenta”. La portavoz popular subrayó varias veces que “tiene que haber un entendimiento” del PP con VOX.

La posible abstención del PSOE pareció hasta incomodar a la portavoz del PP, cuando fue preguntada por el hecho de que el expresidente extremeño socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra haya pedido al PSOE que facilite la investidura de Guardiola. “EL PSOE está decidido a seguir cavando la fosa y ellos sabrán. Nada que comentar“, se zafó sin querer insistir en esa vía de agua para los socialistas.

Despejado el camino hacia un acuerdo del PP con Vox, la pregunta ahora es hasta dónde encarecerán el precio los de Abascal. De momento, Vox no desvela sus cartas y deja abiertas todas las posibilidades, incluida la de pedir entrar en el Gobierno. El candidato de Vox en Extremadura, Óscar Fernández Calle, sugirió que sí están por reclamarlo, porque le preguntaron qué harían si Guardiola aspira a gobernar en solitario, y contestó: “Y yo aspiro a ser delantero centro del Real Madrid, pero claro, no me dan las piernas”.

Génova cree que a los de Abascal no les interesa volver a entrar en el Gobierno extremeño, pero, en todo caso, no lo define como una línea roja. “Yo les veo muy cómodos fuera de los Gobiernos”, dijo Muñoz, que no cerró puertas.

La clave del cambio de estrategia del PP con respecto a los ultras es que la dirección cree que las elecciones en Extremadura han demostrado que el miedo a Vox ya no funciona y que, por tanto, el PP tiene que normalizar sus acuerdos con los de Abascal. “Esto del miedo a la derecha ya no cuela. El PSOE, la izquierda y sus voceros llevan agitando el miedo a la derecha desde hace años, y lo que es evidente tras las elecciones en Extremadura es que no cuela”, reflexionó este martes Ester Muñoz. “Ha habido un Gobierno del PP en Extremadura, en algún momento ha sido un Gobierno de coalición con Vox, y el resultado es que los extremeños piden más. Han entendido que ha sido positivo el Gobierno de María Guardiola. Esto viene a dejar claro que los pactos que dan miedo a los extremeños no son los pactos del PP con Vox, son los pactos del PSOE”. Desde esa premisa, la vía prioritaria para los populares es un acuerdo con Abascal.