EE UU exige a Israel un alto el fuego y que renuncie a nuevos asentamientos
La Unión Europea denuncia la práctica de ejecuciones sumarias de palestinos
Fue la primera vez en sus cuatro meses en el poder que el Gobierno de George W. Bush compareció para ofrecerse a recuperar el papel mediador en el que se implicó, febril e infructuosamente, Bill Clinton. Powell no se limitó a adoptar el plan Mitchell, sino que precisó que había movilizado a los embajadores de EE UU en Jordania e Israel, al cónsul general en Jerusalén y al nuevo secretario de Estado adjunto para Oriente Próximo, William Burns. Su misión, dijo Powell, es 'sumarse de inmediato a los esfuerzos para terminar con la violencia y ponerse a disposición de las partes'. EE UU, precisó, desea concretar en un calendario las propuestas del informe Mitchell.
El uso israelí de bombardeos aéreos como represalia por el atentado suicida de Netania ha llevado a Bush y Powell a abandonar la política del avestruz ante la escalada de violencia entre israelíes y palestinos. Al comprender que la segunda Intifada se está transformando en una guerra abierta y recibir numerosos llamamientos a un mayor protagonismo de sus aliados árabes y europeos, Bush ha comprendido que no puede seguir manteniendo la actitud de los cuatro meses anteriores.
Bajo la dirección de Powell, los estadounidenses reactivaron ayer mismo el instrumento de la denominada 'diplomacia de puente aéreo'. El primer objetivo es un alto el fuego inmediato e incondicional, que debería ser seguido por una congelación de los asentamientos judíos en los territorios palestinos y el fin de las hostilidades de francotiradores y comandos suicidas palestinos contra el Estado hebreo. Powell fue muy preciso respecto al tema de las colonias israelíes. 'Tomamos nota', dijo, 'de las observaciones del informe Mitchell sobre el impacto negativo para las perspectivas de paz de la continua actividad de asentamientos. Creemos que este asunto es una medida esencial para crear confianza entre las partes'.
Como el informe elaborado por el ex senador estadounidense, Powell cree que, antes de reanudar conversaciones directas bajo el padrinazgo norteamericano, las partes deben dejar transcurrir un tiempo sin graves incidentes, lo que se llama el periodo de 'restablecimiento de la confianza mutua'. El secretario de Estado se declaró dispuesto a 'comprometerse personalmente' en un futuro próximo 'para ayudar a la reconciliación entre Israel y los palestinos y mantener activo el proceso de paz'. Powell telefoneó ayer noche a Arafat, según una fuente palestina que informó que la entrevista trató sobre 'la manera de parar las agresiones israelíes y de asegurar una protección internacional' a los palestinos en los territorios. Powell comienza hoy un viaje por África y Europa, pero precisó que sus planes 'pueden ser cambiados'.
El jefe de la diplomacia israelí, Simón Peres, afirmó ayer en Moscú que 'el proceso de paz para Oriente Medio no ha muerto', pese a la escalada de la violencia en la zona, y que 'no hay alternativa a las negociaciones' con los palestinos. Peres, quien se reunió ayer con su colega ruso, Ígor Ivanov, y con el presidente de ese país, Vladímir Putin, denunció que 'es imposible llevar a cabo negociaciones mientras continúe el terror', pero subrayó: 'No pensamos que el conflicto puede pararse con balas'. El Kremlin aprovechó las consultas con Peres para sumarse a las iniciativas de paz lanzadas por la Unión Europea y Estados Unidos para frenar la violencia en Oriente Próximo.
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