Memoria de la República
El 14 de abril de 1931 se proclamaba la II República, hace ya 70 años de aquello, y sin duda no hay un mal recuerdo para ella. Por eso, quisiera remitirme al artículo de Antonio Elorza reivindicando de la misma manera la figura histórica del régimen republicano en España. Sin duda, la gran beneficiada tras el fin del franquismo fue la monarquía.
Hay tal vez una deuda moral con la Corona por mediar entre las fuerzas del viejo régimen y la fuerte pujanza de las que abogaban por la democracia y el precio a pagar fue la República. No debemos de olvidarlo, pero tampoco lo recordamos. No recordamos que durante cinco años (entre 1931 y 1936), hubo un sueño que se llamó democracia y libertad, tal vez no de la misma manera que lo entendemos hoy día, pero entonces dichos valores eran tan nuevos que asustaban.
Hay que agradecer a Franco que no se dejara ningún testimonio de la memoria colectiva de la II República. El trauma de la guerra civil supuso que las mentes de los abuelos se callaron, por el temor y la inquietud represora, o bien porque se satanizó el propio republicanismo. Tan sólo hay que mirar a la memoria cinematografica de estos años de democracia para comprenderlo: ¿cuántos filmes realizan una lectura del pasado republicano? Belle époque, La lengua de las mariposas, Las bicicletas son para el verano. En general, los testimonios son tan escasos que Azaña o García Lorca se convierten en los únicos referentes de aquellos ilustres años. Pero todo porque bajo el abrazo mortífero de la guerra civil acabó por convertirse la memoria en olvido.
Pero también en el País Vasco olvidamos que durante la II República se consiguió el primer Estatuto vasco, refrendado por un gobierno legítimo. Y en el compromiso había una fuente de unidad y pluralidad, no lo olvidemos tampoco. Parece que no queremos reconocer que la II República fue el primer régimen que se interesó en verdad por el problema de los nacionalismos e incluso por las autonomías, y quien trajo la democracia a España. A nadie más se le debe este hecho.
Una vez más la historia tiene innumerables lecturas. Pero ninguna parece componer una narración preferente de estos sucesos del pasado. Si durante el franquismo se quiso borrar toda huella de republicanismo, hoy en vez de reconocer sus aportaciones, se silencia su voz porque eso supondría realizar una crítica a la monarquía. Pero no se trata sólo de eso, sino de colocar a cada elemento de esta compleja composición en su sitio. Y, al parecer, el referente republicano queda vaciado de la propia conciencia colectiva.
La República es la palabra maldita para todos, como si a los lugareños les trajera constantes pesadillas y a las nuevas generaciones les fuera indiferente. Pero pocos saben que la II República fue uno de los hitos más modernizadores de esta España tradicional y monárquica anclada en sus viejos valores. Fue sin duda, el despegue de un sueño y de una identidad: la democracia y esos valores de libertad y respeto a la dignidad humana que hoy -salvo los que atentan contra ella- viven en nosotros. ¡Viva la República!-
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