El ELN rompe el diálogo y acusa al Gobierno colombiano de pasividad ante los paramilitares
La decisión del segundo grupo guerrillero del país da al traste con meses de acercamiento
La posibilidad de establecer una zona de encuentro en la conflictiva zona del Magdalena Medio -rica en coca y oro, y en la que operan los paramilitares, la guerrilla de las FARC y los elenos- para celebrar la Convención Nacional de Paz había avanzado a pesar de la clara oposición de los paras, que insisten en que al ELN hay que derrotarlo militarmente. Se habían pactado incluso unas reglas para garantizar que el Estado no perdería el control de los 4.000 kilómetros cuadrados que serían desmilitarizados.
Una operación militar en la zona, la entrada -tras la retirada de la tropa- de los paramilitares en lugares controlados por los elenos y unas declaraciones de Carlos Castaño, jefe de los grupos de ultraderecha -quien aseguró que estuvo 'a punto' de retener al alto comisionado de paz para impedir que se celebrara la convención-, llevaron esta posibilidad a un callejón sin salida.
Para los elenos, detrás de todo hay una asociación entre los militares y los paramilitares y una clara violación de acuerdos por parte del Gobierno del presidente Andrés Pastrana. 'Hay una inacción del Gobierno en luchar contra esta asociación criminal que existe entre militares y paramilitares para conspirar contra el proceso de paz. ¿El Gobierno quiere enfrentar a estos enemigos?, ¿puede enfrentarlos? La palabra la tiene el Gobierno', dijo Pablo Beltrán, tercero al mando de este grupo insurgente, al explicar la decisión a través de la radio.
La sensación es que los paramilitares se salieron con la suya y entorpecieron el proceso, y que el Gobierno, que la semana pasada había pregonado a voz en grito que no se arrodillaría ante los paramilitares, finalmente cedió y hoy ve con buenos ojos la posibilidad de realizar la convención en el exterior, ya sea en Venezuela, España o cualquier otro país europeo. 'No es bueno echar para atrás, más si se da como razón el hecho de que no podemos avanzar porque los paramilitares no han dejado. Sería una terrible señal para el país. Eso sería darle poder de veto al paramilitarismo', opinó el ex comisionado de paz Daniel García Peña.
Jaime Bernal, ex procurador de los funcionarios públicos y una de las personas que más han trabajado por sacar adelante este diálogo, no lo ve así. Para él -como lo dijo a este periódico-, lo ocurrido es una prueba de la 'complejidad' del conflicto colombiano y una muestra clara de que la posición radical de los grupos armados que reclaman triunfos militares y no ceden en sus posiciones dificultan las negociaciones de paz. Bernal, como otros de los facilitadores de este esquivo proceso, pidió al ELN dejar sus posiciones radicales y aceptar otros posibles escenarios para el diálogo.
'Llamo al ELN a hacer una reflexión. ¿Qué es más importante, un proceso de paz o el Magdalena Medio como zona única para realizar los diálogos?', dijo Antonio Navarro, ex guerrillero y hoy congresista, miembro también de la comisión facilitadora. El ELN ya descartó la posibilidad realizar la convención fuera de Colombia. 'En el exterior, bajo ninguna circunstancia', dijo Beltrán.
El ex procurador Bernal, quien reconoce que se ha dado un 'desgaste' entre quienes han defendido este diálogo, piensa que no está todo perdido, pues los elenos dejaron la puerta abierta para seguir hablando con la sociedad civil y los países amigos.
'Hemos dado muestra de buena voluntad. Esperamos que esto avance; si se puede, con lo que resta de este Gobierno, o si no, esperaremos al próximo presidente', dijo el guerrillero Beltrán, quien habló de los 27 trabajadores de la empresa Oxy secuestrados en la provincia de Arauca. Aseguró que es una retención de tipo 'político' para llamar la atención sobre la problemática de la explotación petrolera en la zona. 'Ellos van a regresar muy pronto a sus hogares', anunció.
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