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Reportaje:

Vega Sicilia cruza la ribera del Duero

El grupo, que ya posee una compañía en Hungría, tiene un plan para comprar bodegas en Francia, Chile, Argentina y Suráfrica

Vega Sicilia es uno de los buques insignia en el conjunto del sector vitivinícola español por su cuota de mercado e imagen en el segmento de alta calidad y precio elevado.Frente a la política de volúmenes, Vega Sicilia ha mantenido su principio empresarial de cosechas reducidas en función de la calidad de la materia prima disponible en cada campaña. Esta política se ha seguido en las últimas décadas en la empresa matriz Vega Sicilia, continuada en la Ribera del Duero con la nueva Bodega Alión y exportada en principio a la bodega húngara Oremus, donde ya posee la mayoría del accionariado.

Según los planes del responsable de Vega Sicilia, Pablo Álvarez, el objetivo de la familia es la construcción de un gran grupo mundial siguiendo el mismo criterio de bodegas de tamaño medio en el segmento alto de calidad y precios. En los últimos meses, Vega Sicilia ha mantenido negociaciones para la compra de una bodega, con viñedos incluidos, en Francia, donde se barajaba una inversión próxima a los 7.000 millones de pesetas. La operación no cuajó, pero los responsables de la bodega española mantienen su objetivo de contar con una bodega de máxima calidad en la zona donde se ubiquen los mejores vinos franceses a unos precios razonables. En los últimos intentos para hacerse con una bodega y viñedos en Francia, se manejaba una cifra de hasta 300 millones por una hectárea de viñedo.

Más información
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Junto a su presencia en Francia, el grupo español quiere estar presente en algunos de los países más representativos en el sector del vino tanto con una imagen de calidad como por las posibilidades que ofrezca cada mercado. Los planes de expansión apuestan por contar con bodegas similares a la española en países como Portugal, Chile, Argentina o Suráfrica durante esta década.

Esta política de expansión hacia el exterior se ha concretado ya en unas inversiones de 2.000 millones de pesetas en la bodega Oremus, en Hungría, para adquirir la mayoría junto con la ampliación de las instalaciones. En España, las inversiones del grupo en el vino han ascendido a unos 6.000 millones de pesetas. De esa cifra, 3.000 millones se han hecho en las instalaciones de Vega Sicilia, 1.600 millones en la nueva bodega Alión y otros 1.300 millones de pesetas se han gastado en la construcción de una nueva bodega en Toro y en la compra y puesta de viñedo de casi un centenar de hectáreas.

Apuesta por la calidad

Los orígenes de Vega Sicilia se remontan a 1864. La actual etapa se inició en 1982, cuando la familia Álvarez adquirió la bodega y la finca al empresario venezolano Miguel Neumann. Desde entonces, la familia Álvarez ha desarrollado una política donde se han compatibilizado las corrientes renovadoras con la política de calidad.

Vega Sicilia es uno de los grupos de referencia en la denominacion de origen Ribera del Duero. Como también lo fueron a partir 1980 otras bodegas, también en el segmento de calidad alta como Pedrosa, Mesonero y Balbas, junto con una treintena de cooperativas, que tiraron del carro de la producción para lograr esa calificación para la zona.

Vega Sicilia ha basado su imagen en la calidad. Presume de tener 3.500 clientes y otros 3.500 en la lista de espera. Cuenta con una superficie de 230 hectáreas de viñedo de las que 120 se utilizarían para Vega Sicilia y otras 110 para su otra bodega, Alion, también ubicada en la zona. Los responsables del grupo insisten que en el mismo no hay primeras y segundas marcas y que en cada bodega se apuesta por la máxima calidad y añadas cortas.

Una de las tareas que más se mima en el grupo es el trato de los viñedos. El número de vides por hectárea es de unas 2.200, no se utiliza el regadío y se lleva un cuidadoso proceso de poda en verde para eliminar racimos con el fin de que cada cepa tenga como máximo una producción inferior a los dos kilos. Por lo general, sólo se utiliza la uva propia de calidad y cuando es deficiente, el vino se envía a destilación para que no vaya a otra bodega. Cuando falta uva propia, se acude al mercado para elegir la de mejor calidad, que se paga a unos precios superiores a la media del mercado.

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