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'El nuevo régimen aportará una mayor seguridad jurídica'

La comisaria europea de Educación, Cultura y Deportes, la luxemburguesa Viviane Reding, siempre dice que prefiere ver a un niño dando patadas a un balón en un equipo de fútbol que vagueando por las calles. Sabe cuál es la función social del deporte y lucha contra la desprotección de los menores. Ahora confía en que el acuerdo para reformar el sistema de traspasos internacionales de jugadores sea un ejemplo para otras disciplinas.

Pregunta. ¿Por qué Bruselas apostó por negociar el cambio en vez de prohibir directamente el sistema de la FIFA?

Respuesta. Queríamos preservar la dimensión social del deporte. Los clubes tienen un trabajo esencial en este sentido. Sobre esta base empezamos a discutir y pedimos a toda la familia del fútbol que estuviera en torno a la mesa. Al final, hemos obtenido cosas extremadamente importantes para el fútbol y el deporte en general. El diálogo ha sido muy difícil. Entre bastidores había unas fuerzas que querían que no hubiera acuerdo. Pero estoy contenta de que hayamos aguantado. [Mario] Monti [comisario de la Competencia] habría tenido una vida mucho más fácil si hubiera decidido prohibir la reglamentación actual. Ha sido un trabajo en común por el interés del deporte, no de una institución.

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P. ¿Cuáles son los puntos del acuerdo?

R. Hemos conseguido algo que va más allá de los traspasos: garantizar la protección de los jugadores menores. Los de más de 15 o 16 años, según la legislación laboral de cada país, podrán circular libremente bajo la condición de que los clubes los traten bien y reciban una formación profesional y educativa para el resto de su vida. Además, el mundo del fútbol ha aceptado elaborar un código de buena conducta. Como comisaria de Deportes, voy a seguir esto muy de cerca para que no quede en palabras sobre un papel.

P. También defendió el principio de la solidaridad entre los clubes ricos y los pobres y respecto a los jugadores mediocres.

R. Las estrellas se las apañan solas. Pero a los clubes formadores hay que compensarles por la función que desempeñan. Siempre he dicho que es mejor tener a un joven dando patadas a un balón en un equipo que vagueando por la calle. La FIFA veía la indemnización de formación como el pago de un club rico a otro rico para preservar su inversión. Nuestro punto de vista era diferente. Se debe remunerar en cascada hasta el club que permitió que ese jugador entrara en el fútbol. La idea ha sido finalmente aceptada.

P. Pero quedan cuestiones abiertas. La FIFA y la UEFA quieren aplicar indemnizaciones tan elevadas que podrían obstaculizar la movilización de los jugadores medios.

R. La FIFA, la UEFA y las federaciones nacionales tienen que ver cómo hacer funcionar esto. Han de equilibrar la indemnización en función del coste real de la formación y para su distribución. Tiene que haber un techo razonable. Eso es responsabilidad del mundo del fútbol. El montante del que se habla es demasiado elevado y no se corresponde con la sentencia Bosman. Pero un punto importante que se ha logrado es crear un fondo de solidaridad que será alimentado por una parte de las indemnizaciones por los traspasos. Esto servirá, espero, para remunerar a los formadores. Esta idea también se podrá imitar en otros deportes.

P. Su lucha ha estado coordinada con el comisario de la Competencia, Mario Monti, y la de Empleo, Anna Diamantopoulou. ¿Qué ha tenido que sacrificar la Comisión para cerrar el acuerdo?

R. Al contrario. Todo esto son cosas adicionales al problema de base a resolver: las modalidades jurídicas para la rescisión unilateral de los contratos. Ahí estuvo la batalla. Un contrato no puede hacerse para ser roto, sino para que se cumpla. Es el principio de estabilidad del equipo y la competición, porque cuando un jugador se va todo el conjunto sufre. La duración del contrato será de entre uno y cinco años, según la FIFA. Se ha establecido una ventana para realizarlos anualmente, pero no más de uno por cada jugador. Pero para garantizar la estabilidad hace falta un periodo en el que el futbolista no pueda romper porque sí su contrato. Y si lo rompe tiene que haber una sanción deportiva para el jugador, el club y el agente, porque son muchos los que juegan en el mismo campo. Esa sanción debe ser proporcional para no acabar con la carrera del futbolista.

P. ¿Aquí también hay puntos abiertos?

R. El mundo del fútbol es el que tiene que definir lo que entiendo por causa justa de abandono, porque es una cuestión de partenariado social que tienen que definir entre jugadores y clubes. También, establecer la definición de la sanción. En cualquier, caso, se ha decidido crear una corte de arbitraje paritario que regle estos problemas.

P. Pero hay legislaciones nacionales, como la de España, que permiten la rescisión unilateral. ¿Seguirá siendo válida?

R. En primer lugar, porque los traspasos nacionales están reglamentados por las legislaciones de cada país y también las indemnizaciones. España y Portugal reconocen la especificidad del deporte. Otros, no siempre, por lo que tienen que ver si sus legislaciones están adaptadas a la especifidad del fútbol. Aquí se tienen que hacer reflexiones para ver si es necesario o no reformar la legislación nacional.

P. ¿Habrá unas reglas de rango superior a las nacionales?

R. No. La FIFA debe respetar el derecho europeo y el nacional. Es decir, debe respetar el Tratado de la UE y la legislación española. Una federación deportiva no está por encima de la ley. La FIFA, la UEFA y las federaciones deben respetar las leyes nacionales.

P. Entonces, la vía para el reconocimiento de la especificidad del fútbol como deporte está abierta.

R. Los jefes de Estado y de Gobierno suscribieron, en la cumbre de Niza, una declaración en la que destacan la importancia del deporte en la UE y la necesidad de preservar su dimensión social. Esto significa que se deben adaptar las políticas. La negociación ha ido en este sentido.

P. ¿Y cómo afecta a otros países la reforma, es decir, si un jugador de la UE se va fuera?

R. Nos hemos ocupado de la situación en el territorio europeo porque no podemos reglar el resto del mundo. La libre circulación para los jugadores de 15 o 16 años está garantizada en Europa, pero no en el resto del mundo. La FIFA ya ha dicho claramente que por debajo de los 18 años el jugador estará atado al club.

P. La libertad de movimiento en el territorio europeo puede ir contra las selecciones nacionales.

R. Ahí no podemos entrar porque es competencia de las federaciones nacionales y la sentencia Bosman no se preocupa de las selecciones.

P. La incógnita es cómo reaccionarán los jugadores. Su sindicato, la FIFPRO, ha mostrado dudas durante la negociación que hacen pensar que pueda presentar denuncias ante los tribunales. ¿Está blindado el acuerdo para hacerlas frente?

R. Cualquier ciudadano tiene el derecho de acudir a los tribunales. No podemos prohibir esa libertad. Lo único que podemos decir es que el nuevo régimen aportará una mayor seguridad jurídica, que beneficia a los jugadores, y ellos son los primeros interesados en que haya una estabilidad en el equipo. Todos se aprovechan de ella. Las medidas que se van a tomar van en el interés equilibrado de los jugadores y de los clubes. Pero cada uno puede hacer lo que quiera.

P. ¿Y cómo afectará todo esto a la resolución del caso Balog en el Tribunal de Justicia de la UE?

R. La Corte de Luxemburgo es independiente y no podemos influir en un caso que está siendo juzgado. Lo único que puede decir la Comisión es que el año pasado se hicieron públicas dos sentencias en las que se reconocía la especificidad del deporte y la autonomía de las federaciones para organizarlo, siempre que no haya contradicciones con el Tratado de la UE.

Viviane Reding, comisaria europea de Deportes.
Viviane Reding, comisaria europea de Deportes.AP

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