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El gobernador del banco central, primera víctima de la crisis en Turquía

Juan Carlos Sanz

Las dificultades que encontró el sábado el jefe de Gobierno para acordar los nuevos nombramientos con sus socios de coalición parecen estar detrás de este aplazamiento. El propio Ecevit había convocado la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros para intentar enviar un mensaje de estímulo al sector financiero antes de que terminara el fin de semana. Pero los miembros del Gobierno concluyeron la sesión sin hacer declaraciones.

El presidente de la Cámara de Comercio de Estambul, Mehmet Yildirim, advirtió de que, sin nuevos ministros al frente del equipo económico, la crisis puede agravarse durante esta semana. De la misma opinión se mostró el subsecretario del Tesoro, Selçuk Demiralp, al pedir que rodaran las cabezas de algunos políticos en una entrevista publicada por el diario Shabah. Otros medios, como el rotativo Hurriyet, adelantaban que Demiralp habría presentado también su dimisión a Ecevit.

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Por el momento, el portavoz del Gobierno, Tunca Toskay, se limitó a manifestar ayer que el Ejecutivo confía en que, tras un periodo de fluctuación, la lira se estabilizará en las 850.000 unidades por dólar (183 pesetas), frente a las 685.000 con que se cambiaba el miércoles, antes de su devaluación. Ecevit ni siquiera ha confirmado oficialmente que haya aceptado la dimisión del gobernador del banco central, algo que toda la prensa turca da por hecho. La ausencia del nombramiento de un sustituto de Erçel al frente del banco emisor arroja nuevas incertidumbres sobre la economía turca. El primer ministro ha asegurado que anunciará sus decisiones en materia financiera 'al comienzo de la semana', un momento que coincide con la reunión del Consejo Nacional de Seguridad, que él mismo abandonó hace siete días a raíz de su enfrentamiento con el presidente de la república, Ahmet Sezer.

Además de enfrentarse al coro de voces que reclama en la opinión pública turca un amplio reajuste del equipo económico del Gabinete, e incluso la convocatoria de elecciones anticipadas, Ecevit tendrá que responder hoy ante la cúpula de las poderosas Fuerzas Armadas del desencadenamiento de la crisis, en una reunión que puede ester marcada por la tensión entre militares y civiles.

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'Gobernador del año'

El respetado economista Erçel, de 56 años, había sido designado en 2000 'gobernador del año' por la revista Euromoney, tras el aparente éxito de su política de contención de la inflación en Turquía al frente del banco central. Miembro del equipo que abordó la liberalización de la economía del país en los años ochenta, bajo la dirección del primer ministro Turgut Ozal, el hasta ahora gobernador del banco central trabajó posteriormente en el Fondo Monetario Internacional. Precisamente con este organismo tuvo que negociar hace un año Erçel el plan de estabilidad que perseguía situar a Turquía en el año 2003 con cifras de inflación próximas a las de la Unión Europea.

La esperanza de cambio que había engendrado en la sociedad turca la estabilidad económica comienza a desvanecerse tras una semana negra de fiascos financieros y políticos. El Gobierno presidido por Ecevit desde hace casi dos años ha sido uno de los más duraderos de la reciente historia del país, a pesar de agrupar a socialdemócratas con liberales y ultraderechistas en una extraña coalición. Y en la medida en que Turquía se desvía de la ortodoxia económica se aleja también de su sueño de acercarse a la UE.

Cuando los efectos de la crisis apenas han comenzado a sentirse, uno de los hombres más ricos de Turquía, el magnate Mustafá Koç, auguraba ayer que sus compatriotas tendrán que 'tragar una amarga medicina durante los dos próximos años'. Si la inflación se dispara por encima del 25%, última previsión barajada por el Gobierno de Ecevit, y la banca turca no es capaz de responder a la deuda de 10.000 millones de dólares (1,8 billones de pesetas) que tiene contraída con entidades extranjeras, probablemente la receta será mucho más difícil de digerir.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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