El bombardeo angloamericano abre una nueva brecha entre la OTAN y la UE

El último ataque de EE UU y el Reino Unido contra Irak ha abierto una nueva brecha entre los países de la OTAN y de la Unión Europea (UE) sobre la política hacia Bagdad. La crítica clara de Francia al bombardeo del viernes contrasta con el silencio de la presidencia europea, en manos de Suecia este semestre, la Alianza Atlántica y la Comisión Europea.

El secretario general de la OTAN, George Robertson, no fue informado oficialmente del ataque, aunque oficiosamente es muy probable que sí estuviera al corriente, al pertenecer al mismo partido que el primer ministro británico, el laborista Tony Blair, confiesan fuentes del entorno de la Alianza.La presidencia de la UE ha declinado reaccionar 'por razones obvias', admite el portavoz de la ministra sueca de Exteriores, Anna Lindh, debido a las discrepancias que ha suscitado el suceso entre los Quince, especialmente en Francia e Italia. Suecia, individualmente, ha lamentado el hecho y sostiene que cualquier acción contra Irak debe ser discutida antes por la ONU. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, se encastilló ayer en el más grande de los mutismos. 'El presidente no tiene ni un solo comentario público que hacer sobre un tema que compete a la ONU', según su portavoz oficial, el británico Jonathan Faull. 'Todo el mundo lamenta las sanciones, pero Irak debe cumplir con las resoluciones impuestas por el Consejo de Seguridad', en particular con el retorno de los inspectores de armas de la ONU a ese país. El portavoz reconoció ayer que el tema iraquí suscita divisiones entre los Estados miembros e incluso incumplimientos con las resoluciones de la ONU sobre el embargo, pero las minimizó: 'No siempre todos pueden estar de acuerdo'.

Bruselas no está, sin embargo, cruzada de brazos respecto a Irak. La Comisión es el principal donante de ayuda humanitaria desde el final de la guerra del Golfo: más de 43.000 millones de pesetas en 10 años.