Sustituir grasas por hidratos de carbono ayuda a controlar la obesidad
Presentado en Mallorca un estudio sobre las dietas europeas
La conclusión del estudio, bautizado Carmen (Carbohydrate Ratio Management in European National Diets), apunta a que se pueden seguir dietas contra la obesidad -ni radicales ni severas- y que se fabricarán productos industriales más sanos, con menos grasas. Carmen desmonta también los falsos tópicos sociales sobre el efecto en el peso corporal del consumo de azúcar, pan y pastas.
'Se puede controlar y perder peso disminuyendo el consumo de grasas y aumentando proporcionalmente el de azúcar y otros carbohidratos', asegura. Cambiando durante seis meses en los menús una parte del porcentaje de grasas por carbohidratos, sin recurrir a dietas restrictivas, puede suponer la pérdida de entre uno y dos kilos de peso, especialmente de grasa corporal. 'A largo plazo, este cambio implicaría un descenso de entre el 15% y el 30% del sobrepeso de la población de la UE'.
El proyecto Carmen, patrocinado por las patronales del azúcar y la remolacha, fue presentado ayer en Palma de Mallorca en el congreso de la Sociedad Española de Nutrición Básica Aplicada. El director en España del mismo, Xavier Formiguera, del hospital Germans Trias, de Badalona, aseguró que los expertos y las empresas patrocinadoras firmaron un acuerdo de neutralidad ante la UE comprometiéndose a la publicación de los resultados del estudio, fuera cual fuera el resultado. Carmen ha costado 400 millones de pesetas. Los resultados han sido publicados en el International Journal of Obesity y están disponibles en la página web del Instituto de Estudios del Azúcar y la Remolacha (www.iedar.es).
Seguimiento hospitalario
Un centenar de catalanes -de los miles que acudieron a la llamada a través de anuncios en prensa y radio-, todos ligeramente obesos, se sometieron a un seguimiento médico en un centro hospitalario; a la dirección estricta de sus dietas y al examen de sus pesos y masas corporales durante seis meses. Un colectivo de empresas de alimentación dotó con sus productos una tienda exclusiva donde estas personas se abastecían de manera pautada.
La investigación se centró en personas sedentarias, que fueron divididas en tres grupos. Los cambios de grasas por azúcar y pastas se efectuaron simulando una situación de la vida real. Una parte siguió una dieta con un 30% de grasa, 10% menos de la tasa habitual, que suplían con hidratos de carbono complejos; el segundo grupo mantuvo otra dieta baja en grasa pero fragmentando el citado 10%, a mitades, entre azúcar y otros alimentos azucarados. Finalmente, el tercer segmento siguió con su pauta tradicional de comida, en la que las grasas suponían el 40% de su energía. La pérdida de peso y de masa grasa en los dos primeros grupos fue de entre un kilo y 1,8 kilos mientras que el tercero ganó peso.
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