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ARCO 2001
Columna
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Un bello desorden

Arco 2001, en lo que a fotografía se refiere, es posiblemente un caos en cualquiera de sus capítulos. Un bello desorden a cualquier escala: la de los precios, los tamaños, las técnicas, las estéticas. En cualquier caso, el denominador común es que todo cuanto más grande mejor. Allí conviven las imágenes capturadas de vídeo de Alain Jossen (gran formato, 162x130 centímetros) con los vitages de Man Ray, Hans Bellmer, Pierre Molinier, Maurice Tabard o Brassai que acompañan a las series de Dora Maar (un millón por pieza frente a los 15,2 de un Man Ray). Al respecto, Arco es un totum revolutum que, salvo alguna excepción, mezcla lo clásico con lo contemporáneo.

Apuntamos las excesivas justificaciones literarias de las cartelas que acompañan a las obras con redacciones a veces ininteligibles que tratan de avalar lo que carece de un mínimo nivel de perfección plástica. También hay que justificar el tamaño por el tamaño. Es el caso de determinadas galerías que magnifican ante todo las dimensiones de la obra en una tipografía mayúscula (222x180 centímetros, por ejemplo). Por el contrario, hay una serie de artistas que describen su obra con la minuciosidad de un formulario de farmacia. Aleatoriamente citamos a Loris Cecchini. Así, la obra que denomina No casting (Sin título) y que técnicamente la describe como Lambda Print, Silicone, Plexiglas; 105x186,5 centímetros (está en la galería San Gimignano, de Italia, a la venta por 4.500 dólares -más de 800.000 pesetas-).

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Espíritu relativizador

Obviamente, a Arco, como feria internacional de arte que es, hay que acercarse con cierto espíritu relativizador máxime cuando esta especialidad, la fotografía, actualmente atraviesa un universo convulso. Pero Arco también tiene su faceta positiva gracias a la constancia de algunos galeristas incansables como es el caso de Juana de Aizpuru, que desde antiguo apostó por el medio fotográfico. En esta edición presenta a Carmela García, Pierre Gonnord -posiblemente de lo mejor que se expone ahora- y Andrés Serrano, incansable con su obsesión por los registros del cuerpo (actualmente centrado en el culturismo, espléndido el retrato de Yolanda Hughes, 1998).

Otra de las medallas a los que no cesan con su presencia histórica en Arco habría que otorgarla a la galería Visor de Valencia, que presenta a artistas habituales en su espacio como Mario Cravo Neto (380.000 pesetas), Gabriele Basilico (400.000), Mayte Vieta (380.000 pesetas) o Eulalia Valldosera (500.000). La galería Palma Dotze de Villafranca del Penedés se perfila en la especialidad combinando, de nuevo, lo tradicional (Man Ray, Femmes, 7,5 millones) con lo de última instancia: Jorge Ribalta, Claudia Terstappen y Colita.

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