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1.500 científicos se manifiestan en Roma en favor de la biotecnología

Unos 1.500 científicos, entre ellos, la premio Nobel de Medicina Rita Levi Montalcini, se manifestaron ayer en Roma contra la prohibición impuesta por el ministro de Agricultura, Alfonso Pecoraro Scanio, de experimentación transgénica. El pulso acabó con la victoria de los científicos. El Gobierno italiano dio luz verde ayer a un primer experimento sobre organismos genéticamente modificados en campo abierto, bajo la estrecha supervisión de un comité de expertos. El ensayo tendrá que ajustarse a un protocolo de seguridad en la investigación biotecnológica que elaborará un comité mixto formado por científicos y técnicos ministeriales.

Con esta decisión salomónica, el primer ministro italiano, Giuliano Amato, puso fin ayer a la áspera batalla dialéctica que ha enfrentado durante varios días a un colectivo de 1.500 científicos contra el ministro de Agricultura, ecologista, a quien los investigadores acusan de tener una posición 'oscurantista'.

'La ciencia tiene que ser libre, aunque sometida a un control', defienden los representantes de los investigadores, que firmaron la semana pasada un manifiesto durísimo contra el Gobierno italiano y a favor de la 'libertad de investigación'. El mundo académico critica los reducidos fondos públicos para investigación en general y para investigación biotecnológica, en particular, a raíz del decreto del ministro. El viernes pasado otro premio Nobel italiano, Renato Dulbecco, bajó a la arena denunciando a los poderes públicos por su miopía en un largo artículo publicado en el diario La Repubblica bajo el elocuente título de ¿Quién quiere abolir la investigación?

Manipulación

El ministro de Agricultura, Pecoraro Scanio, miembro de la Federación de Los Verdes, se ha defendido explicando que la experimentación no debe poner en peligro la seguridad de los cultivos naturales. Al lado de Pecoraro se han alineado los ecologistas, que consideran que de la manipulación genética de plantas y animales pueden derivarse riesgos no evaluados a priori .

Los ecologistas consideran que no existen garantías respecto al comportamiento futuro de las plantas genéticamente modificadas, que consideran más inestables que las naturales. Gianni Mattioli, ecologista y ministro para las Políticas Comunitarias, ha acusado además a los científicos de estar haciendo el juego a los laboratorios y las industrias interesados en el desarrollo de estos organismos por razones económicas. En cuanto al decreto aludido, Mattioli recordó que aplica simplemente una directiva comunitaria que pretende hacer frente a la contaminación del medio ambiente con este tipo de organismos.

Pero Los Verdes no se han limitado a la guerra dialéctica y ayer organizaron una especie de contramanifestación a poca distancia de la concentración de los científicos. La portavoz de la Federación, Grazia Francescato, defendió una vez más la justeza de la cautela con que su partido mira a los transgénicos. 'Una cosa es la investigación y otra es la aplicación de los descubrimientos, que tiene que garantizar la seguridad antes que nada. Los científicos son personas normales, no son seres intocables', declaró la líder verde.

Finalmente, el primer ministro, Giuliano Amato, optó por mediar para frenar una polémica que había dividido al Ejecutivo. El ministro de Sanidad, el oncólogo Umberto Veronesi, se había colocado del lado de los científicos, defendiendo la importancia de la experimentación genética en la agricultura.

'Después de todo, los humanos somos seres genéticamente modificados', respondió Veronesi, a quienes le preguntaban sobre los riesgos que podrían derivarse de la introducción de cultivos con transgénicos.

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