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Francisco Calvo Serraller defiende el arte de la crítica en su ingreso en Bellas Artes

Gustavo Torner fue el encargado de contestar al crítico en la Academia de San Fernando

Acompañado al estrado por Carmen Laffón y Julio López, Francisco Calvo Serraller recordó que fue precisamente en los archivos y la biblioteca de ese histórico edificio donde realizó sus primeras investigaciones como historiador del arte. 'Aquí están quienes fueron mis más admirados maestros, como Enrique Lafuente Ferrari, Xavier de Salas Bosch, Julián Gallego y Antonio Bonet, por citar sólo a quienes más directamente orientaron mi formación'. El nuevo académico recordó también a sus amigos Gustavo Torner, Julio López Hernández y el fallecido José Antonio Fernández Ordóñez por haber apoyado su candidatura, que fue votada en el mes de marzo de 1999.

Su actividad como docente universitario y como crítico de arte, labor que ha ejercido durante 25 años simultáneamente, centraron parte de un discurso que estuvo marcado por la historia de una profesión que lo ha situado, en ocasiones, entre el Dr. Jeckyll y Mr. Hyde 'sin necesidad de recurrir a ningún bebedizo'. Pese a que dijo no saber a qué figura pertenece más, Calvo Serraller basó su intervención en la crítica de arte a través del crítico de arte, 'una actividad en la que nadie se realiza jamás por completo'.

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Género literario

'La crítica de arte, como género literario y como actividad profesional, surgió durante el siglo XVIII, el momento en que se inició ese revolucionario procedimiento de la exhibición pública del arte según el régimen temporal de las exposiciones periódicas, y asimismo el momento en que se declaró una guerra de liberación contra la belleza, el firme baluarte tradicional de la inmortalidad artística', dijo Calvo Serraller. Uno de los primeros protagonistas de esta nueva profesión, el francés La Font de Saint-Yenne, dejó bien clara la cuestión cuando aseguró que 'sólo en boca de estos firmes y justos que componen el público, que no tienen lazo alguno con los artistas, podemos encontrar el lenguaje de la verdad'.

El académico recordó que los primeros aventureros de la crítica fueron reclutados entre los periodistas. 'Ninguno de ellos escribió para ser leído por los artistas, ni por cualquier otro especialista en la materia, sino por el vasto y heteróclito público. En cierta manera, el arte se convirtió, como tal asunto de debate público, en una suerte de vivaz parlamento, en tema político'.

Tras hacer un recuento del pasado histórico, Calvo Serraller concluyó que si el crítico de arte no debe ser sólo un simple seguidor del artista, sino 'alguien capaz de, por así decirlo, darle réplica, algo tendrá que tener él mismo de artista'. 'No me refiero a la obvia necesidad que obliga al crítico a escribir bien', prosiguió, 'sino a comprender y sentir lo que la obra de arte le ofrece al margen de las palabras, en esa conversación íntima que ha de mantener con ella. Ninguna obra de arte existe sin un receptor real, inmediato o virtual'.

El público

Según el nuevo académico de Bellas Artes, precisamente es al crítico a quien corresponde 'personalizar esa relación, sobre todo en una época, como la nuestra, en la que el destinatario de la obra se ha hecho indiferenciado y abstracto, mero público'. 'De esta manera', continuó Calvo Serraller, 'el crítico, por un lado, acompaña al artista, pero, por otro, no sólo transmite las razones de éste a quien le quiera escuchar o leer entre el público, sino que se constituye en el ejemplo de lo que cualquier espectador debería hacer si, alguna vez, quiere llegar a penetrar en el secreto del arte, que es hacerlo íntimamente suyo'. El ejercicio crítico es, según Calvo Serraller, un ejercicio de resistencia que no se acobarda incluso cuando es consciente de que la batalla está necesariamente perdida.

Francisco Calvo Serraller concluyó su discurso evocando nuevamente la figura de Jekyll y Hyde para ilustrar metafóricamente el conflicto que asedia al estudioso del arte en nuestra época. 'Quienes se arriesgan por esas sendas no trazadas hacen suyos los errores del errar, la única forma de acompañar a los artistas'.

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