El ex dictador abandona el hospital
El ex dictador chileno Augusto Pinochet abandonó ayer en helicóptero el Hospital Militar de Santiago, donde fue ingresado el pasado viernes aquejado de infarto cerebral. Sin embargo, los familiares de las víctimas de la dictadura expresaron su 'profunda desconfianza' ante el 'súbito' y 'oportuno' infarto cerebral.
Tanto la presidenta como la vicepresidenta de los familiares de detenidos desaparecidos, Viviana Díaz y Mireya García, están convencidas de que el internamiento de Pinochet no es más que una estrategia para evitar el inminente procesamiento criminal por su responsabilidad en la matanza de 57 opositores políticos y la desaparición de otros 18 por parte de la caravana de la muerte, al mando de su general delegado, Sergio Arellano Stark.
Fuentes de la policía civil confirmaron a EL PAÍS que ya está coordinada y planificada la diligencia del juez Juan Guzmán Tapia por la que se debe notificar a Pinochet de su paso a la calidad de reo, y apoyar a los funcionarios judiciales que deben fotografiarlo y tomarle las huellas digitales de todos sus dedos de la mano.
Por su parte, el juez especial Héctor Carreño confirmó el hallazgo de un número no precisado de restos óseos humanos en el interior de una mina abandonada en las cercanías de la Cuesta Barriga, a 35 kilómetros al poniente de Santiago. Allí habrían sido fusilados e inhumados ilegalmente los dirigentes comunistas Fernando Ortiz, Lincoyán Berríos, Luis Lazo, Horacio Cepeda, Fernando Navarro y Héctor Véliz.
