Energía para el nuevo milenio
El sector factura 1,7 billones, emplea a 26.000 personas y contempla inversiones de 400.000 millones
El sector energético está imparable y protagoniza las mayores inversiones del País Vasco. En los próximos años se invertirán 400.000 millones de pesetas en la producción de gas y electricidad en proyectos como el de Petronor, -que utilizará los residuos del refino del petróleo para producir watios- y los de Bahia de Bizkaia Gas y Bahía de Bizkaia Electricidad, en instalaciones del Puerto de Bilbao.
En estas dos últimas iniciativas participan el grupo EVE, Iberdrola, Repsol YPF y la multinacional BP-Amoco. Es un doble proyecto que contempla la construcción de una planta regasificadora y una central de ciclo combinado (gas y electricidad). Las plantas, que estarán operativas a finales de 2003, suponen una inversión de 77.000 millones de pesetas. Con una plantilla conjunta de 100 trabajadores, Bahía de Bizkaia Gas y Bahía de Bizkaia Electricidad tendrán, anualmente y respectivamente, una capacidad regasificadora de 2.700 millones de metros cúbicos y una potencia de generación de 800 megawatios.
El Cluster de Energía, la voz de un sector que en Euskadi emplea a 26.000 trabajadores, destaca los beneficios que tendrá en el sector industrial vasco las multimillonarias inversiones previstas. Las empresas vascas suministrarán aproximadamente el 50% de los equipos, suministros y tecnología de los proyectos energéticos. En cifras, unos 200.000 millones de pesetas.
Medio centenar de empresas integran el Cluster vasco de la Energía, una asociación de empresas que incluye desde a los grandes del sector como el Ente Vasco de la Energía (EVE), Petronor, Iberdrola, Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia y Petronor hasta fabricantes de equipos como Arteche, Gamesa Energía y Electra Vitoria.
Sin contar a las empresas suministradoras de agua, electricidad, gas y carburantes, también conocidas como utilities, el sector energético vasco facturó en 1999 más de 633.000 millones de pesetas, que aumentan hasta 1,7 billones de pesetas si se incluyen las ventas del Consorcio de aguas, Iberdrola, EVE y Petronor.
Además de la tradicional electricidad y del enorme desarrollo que ha tenido y tendrá en el futuro el gas, otras energías, llamadas renovables, han entrado con fuerza en el negocio. Entre estas últimas, la que más ha crecido es la energía eólica. Para corroborar el despegue de este nuevos sistema energético, ahí está Gamesa.
Esta empresa, que nació en los años ochenta como uno de los vértices del triángulo aeronáutico vasco, con el paso del tiempo ha encontrado un enorme nicho de negocio en el viento. De hecho, Gamesa se ha convertido en la primera fabricante española de aerogeneradores y la tercera del mundo. La división de energías renovables de Gamesa, -que incluye la producción de estos equipos, la promoción de parques eólicos y los servicios a estas instalaciones-, supone el 63% de los 97.000 millones de pesetas que facturó en 1999 esta compañía. Eso sí, Gamesa no cuenta con ningún parque eólico en el País Vasco ni en Navarra y ha apostado por impulsar este tipo de instalaciones en Galicia y Aragón.
Plan eólico
La energía eólica es también una apuesta del Ejecutivo de Vitoria, que se ha marcado como objetivo que estas centrales suministren el 3% del consumo energético vasco en el año 2005. La sociedad Eólicas de Euskadi ya tiene en funcionamiento el primer parque energético en Elgea, donde se han instalado 37 aerogenerados. La central eólica de Elgea es sólo el principio de un plan que prevé la instalación de 200 molinos de viento en los montes vizcaínos Oiz y Ganekogorta, en la sierra alavesa de Badaia y en otros lugares, como los guipuzcoanos Gazume y Mandoegi.
El plan eólico vasco cuenta con el rechazo de las agrupaciones ecologistas y de asociaciones de montañeros. De hecho, las federaciones de montaña de Guipúzcoa y Vizcaya han recurrido en los tribunales el proyecto del parque de Elgea, un asunto sobre el que todavía no hay sentencia.
Pero la oposición de ecologistas y montañeros al negocio eólico, que están dispuestas a llevar ante los tribunales, no es la única mancha negra de la historia reciente del sector energético. El contestado billón de pesetas de ayudas que ha concedido el Gobierno popular a las compañías eléctricas para contrarrestar los efectos de la liberalización fijada para el año 2003, un asunto en el que ha intervenido Bruselas, y la polémica fusión de Endesa e Iberdrola han empañado en los últimos tiempos la buena marcha de un sector que ha conseguido aumentar su facturación en 70.000 millones de pesetas sólo en el País Vasco entre 1998 y 1999.
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