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Déficit de ovocitos en la sanidad pública

La falta de dinero para que los hospitales compensen a las donantes genera largas listas de espera

La falta de información, las limitaciones de la ley, la inexistencia de campañas oficiales y los incovenientes del propio proceso de la donación hace que haya muchas más demanda que donantes de óvulos, por lo que muchas españolas están en estos momentos en la lista de espera de algún hospital público o privado pendientes de poder engendrar un hijo con el ovocito de otra mujer, a la que, por imperativo de la ley, no pueden llegar a conocer.

No existen datos oficiales sobre el número de mujeres infértiles ni de cuántas de ellas se han sometido a una fertilización in vitro (FIV) con donación de ovocitos. Se calcula que entre el 10% y el 15% de la población en edad reproductiva es estéril. Si atendemos sólo al número de parejas estables de entre 20 y 37 años que hay en España, 600.000 parejas tendrían problemas de fertilidad.

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'La demanda actual de ovocitos no está cubierta y no es fácil captar donantes', afirma el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad, Pedro Viscasillas. En 1984 se consiguió el primer embarazo en una mujer con ausencia de funcionalismo ovárico. Desde entonces, la donación de ovocitos y embriones se ha incorporado a algunos programas de FIV. Pero los centros de reproducción que practican la recuperación de ovocitos deben agudizar el ingenio para encontrar donantes.

Según los últimos datos de Sanidad, en España sólo existen tres hospitales públicos que realicen recuperación de ovocitos, ubicados en Barcelona (Sant Pau), A Coruña (Juan Canalejo) y Oviedo (Central de Asturias). Estos centros, sin embargo, no tienen dinero para compensar a las donantes por el proceso hasta la extracción de los ovocitos, tal como permite la Comisión Nacional de Reproducción Asistida (CNRA). Si bien la donación de óvulos debe ser una acción altruista, la comisión recomienda -así lo aplican los centros privados- compensar a las donantes con 100.000 pesetas.

El resultado es que las listas de espera de receptoras en los centros públicos son como mínimo de unos tres años. 'En nuestro hospital muchas no llegan ni a recibir tratamiento', reconoce el jefe de Ginecología del complejo Juan Canalejo de A Coruña, cuya unidad de FIV tiene 50 mujeres a la espera de una donante. En el Sant Pau, la espera es de cerca de tres años. Los médicos pactan con algunas pacientes la extracción de óvulos en operaciones de ligaduras de trompas o bien en FIV de mujeres cuyo problema no son sus óvulos, sino el semen de sus compañeros.

El Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) también contempla este sistema en época de exámenes universitarios. 'Es cuando notamos un descenso de las donaciones', asegura José Remoí, director del IVI, un centro privado que trueca la gratuidad de una operación de ligadura de trompas a cambio de que las pacientes cedan sus óvulos. Hasta junio de 2000, el IVI ha practicado 3.000 FIV con donación de óvulos, con un 60% de embarazos conseguidos.

El sistema de captación más extendido entre los únicos centros que pueden pagar, los privados, es el de colgar anuncios en los tablones de los centros universitarios. Por ejemplo, el programa privado de reproducción asistida del Clínico de Barcelona ha realizado la campaña Tú puedes donar vida, gracias a la cual su lista de espera ha descendido a un año y medio. 'En las facultades encontramos el perfil idóneo', explica la doctora Dolors Manao. Esto es, jóvenes de entre 18 y 35 años, tal como marca la ley, que tengan tiempo libre para seguir el tratamiento previo a la extracción de sus óvulos.

Desde hace dos años, de acuerdo con las recomendaciones de la CNRA que asesora al Ministerio de Sanidad, los centros pueden pagar unas 100.000 pesetas a las donantes en compensación por los desplazamientos al centro, las molestias del proceso y el tiempo ocupado. No está contemplado como una gratificación, por lo que las unidades rehúyen hacer una publicidad que pudiera atraer a mujeres cuyo propósito fuera obtener unos ingresos regulares. Por este motivo, y sobre todo para encontrar donantes jóvenes (sus ovocitos son más fértiles), se dirigen a las universidades y, a lo sumo, ponen cuñas publicitarias en radiofórmulas.

Los expertos ven en esta compensación económica la clave para estimular la solidaridad femenina. La clínica Teknon es el centro más generoso en la interpretación de la norma, ya que paga 150.000 pesetas cuando la mayoría de unidades abonan entre 100.000 y 125.000. Según el director del Instituto de Reproducción CEFER de Teknon, Simón Marina, 'no tenemos lista de espera'. Al igual que Dexeus u otras instituciones privadas, Teknon cobra 700.000 pesetas por una fertilización con óvulos de donante. El Clínico, una institución sin ánimo de lucro, factura menos de medio millón.

80% de embarazos

Para ser donante no basta con ser joven y estar dispuesta a donar. Estas mujeres han de someterse a un tratamiento estimulador de la función ovárica y a una punción folicular al final del proceso para la obtención de ovocitos. Esta fase de estimulación precisa de entre cuatro y cinco días de controles para asegurar un buen rendimiento en número de ovocitos. Antes, a todas las donantes se les realiza una entrevista y una analítica general, con especial atención a posibles alteraciones genéticas, que incluye una exploración ginecológica completa, un análisis hormonal en fase folicular, una ecografía vaginal y una citología cervicovaginal. 'Un proceso riguroso también detecta trastornos psicológicos o endocrinológicos', apunta Montse Boada, bióloga del equipo Dexeus. Al final, sólo una de cada cuatro mujeres acaba donando ovocitos.

Teniendo en cuenta que la ley prohíbe congelar óvulos por falta de seguridad, las unidades de reproducción tienen dos sistemas para implantarlos: el ciclo sincrónico y el asincrónico. En el primero, el tratamiento de la donante y el de la receptora se ajustan para que el día de la punción folicular la receptora inicie un tratamiento de progesterona y pueda realizarse la transferencia de los embriones al segundo o tercer día.

La necesidad de preparar bien a la receptora obliga a veces a realizar una transferencia en un ciclo asincrónico, por lo que se congela el embrión para utilizarlo en un ciclo menstrual posterior. 'Pero siempre hay que intentar evitarlo porque es un poco menos eficaz', dice Boada. Los datos del último trimestre del Instituto Dexeus indican que cerca del 80% de fertilizaciones con donación de ovocitos prosperan en un embarazo, cuando hasta ahora solían ser del 60%. La clave: donantes lo más jóvenes posible.

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