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Reportaje:

Un modelo sin arraigo

Apenas el 3% de las empresas franquiciadoras de toda España son vascas

Las firmas franquiciadoras, un modelo empresarial de imparable ascenso en todo el mundo, no parecen contar con gran predicamento aún en el País Vasco. Si en Europa existen en torno a las 4.500 empresas de estas características, en España se consignan en la actualidad 750 de las cuales sólo un 3% (23) tienen su origen en Euskadi, uno de los mercados comerciales más importantes del país.

De las 23 firmas franquiciadoras vascas, 15 están asentadas en Vizcaya, cinco en Guipúzcoa y las tres restantes en Álava. Se trata de marcas comerciales muy diversas, desde agencias de relaciones humanas, informática, colchones, moda, café, asesorías, agencias de viajes e incluso una empresa de traducción. Tal vez sea Viajes Ecuador la firma de mayor repercusión.

'No tiene mucho sentido esta escasez de centrales de franquicia dada la tradición emprendedora vasca', señala Elena Casado, responsable de la asesoría Barbadillo, especializada en franquicias. 'Y lo curioso es que muchas empresas tienen varios establecimientos en distintas ciudades, pero siempre son negocios propios', agrega.

Según datos de la Asociación Española de Franquiciadores, de los 600.000 minoristas estatales, un 4,4% son comercios franquiciados (unos 26.000) que agrupan a 130.000 empleados y suponen un 7% de la facturación global del sector, lo que representa 917.000 millones de pesetas anuales. Dentro de ese reparto, al País Vasco sólo le corresponde un 3% de los comercios, frente al 37% de Madrid o el 33% de Barcelona. 'Es la idiosincrasia del país', señala Eduardo Abadía, responsable de la asociación para justificar la baja incidencia. 'En Euskadi el comercio es bastante tradicional'. Apunta que la mayor parte de este tipo de establecimientos corresponden a negocios de comida rápida, 'una fórmula que no ha cuajado en una zona en donde hay un alto nivel gastronómico'.

Sin embargo, se ha experimentado cierto crecimiento respecto a años anteriores. 'Los franquiciados casi crecen solos', dice Elena Casado. 'El riesgo que se corre con esta fórmula es menor, y tanto para el autoempleo como para reconvertir los negocios obsoletos, muchos se sirven de las franquicias'.

En la apertura de uno de estos establecimientos, el comerciante cuenta con la posición y la experiencia del franquiciador, que ofrece su imagen de marca. Las cifras de fracaso que se manejaban en los últimos años avalan el mayor éxito de este tipo de tiendas: su tasa de mortalidad, según el Gobierno vasco, se sitúa en el 10%, 40 puntos por debajo de la que pad ecen los comercios tradicionales.

Para Fernando Orozco, gerente de Krabelin, una franquicia vitoriana dedicada a la venta de flores frescas y que pronto abrirá su quinta tienda en toda España, el 'carácter emprendedor' de los vascos choca con el modelo ya que 'antes de dejar en manos de otros los comercios, se prima el yo me lo hago'.

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