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El ritmo de las obras en la Sagrada Familia se ha acelerado en los años noventa

Durante años la imagen de la Sagrada Familia era la de una iglesia en construcción de la que prácticamente sólo estaban construidas las dos fachadas laterales. Es una imagen vieja. Ahora, lo que llama más la atención del templo son las enormes columnas que se bifurcan como ramas de árbol en la nave principal. En sólo 15 años se han construido los cimientos y levantado las cinco naves de la basílica. El ritmo sigue acelerado y se prevé que en el año 2007, cuando se cumpla el 125 aniversario de la primera piedra, el interior esté acabado y pueda dedicarse al culto.

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"La catedral de Mallorca es la más alta de estilo gótico y tiene 43 metros de altura. La nave principal de la Sagrada Familia, que no tiene contrafuertes, mide 45 metros de altura y se prevé que medirá 60 metros en el crucero y 75 en el ábside", explica orgulloso Jordi Bonet Armengol, arquitecto director y coordinador de las obras del templo de la Sagrada Familia desde 1985. Él ha sido el artífice de la nueva imagen del templo. En 1986 comenzaron las obras de cimentación de la basílica -cinco kilómetros de pilotes, algunos de los cuales miden 1,25 metros- y también se realizó el encargo a Josep Maria Subirachs para que se hiciera cargo de la polémica decoración escultórica de la fachada de la Passió, que podría estar concluida en cinco años. "Gaudí estuvo trabajando en el templo 12 años y sólo pudo ver acabada una de las torres de la fachada del nacimiento", explica Jordi Bonet. "El resto lo dejó hecho con modelos de yeso". Gran parte de éstos se quemaron al inicio de la guerra civil, pero algunos fragmentos pudieron rescatarse y restaurarse para crear los modelos actuales que se exhiben en el museo Gaudí. Estas maquetas, unidas a la documentación fotográfica, los testimonios históricos de las personas que trabajaron con el arquitecto, el estudio de su lógica arquitectónica y, en los últimos años, la simulación informática, han sido la base de la actual construcción.

Nuevas obras

Bonet -autor del libro El último Gaudí (editorial Pòrtic), en el que explica el complejo proceso constructivo del templo en sus diferentes etapas- asegura que "en seis años la gente se quedará asombrada cuando vea la basílica acabada. Ahora tenemos 1.500 metros cuadrados de bóvedas y nos faltan otros 3.000". Una vez concluidas las cinco naves de la basílica, que cuenta con dos laterales en cada parte más una nave central cubiertas todas ellas con bóveda catalana recubierta de trencadís, las obras continuarán en el transepto y el crucero. Esta parte podría acabarse el próximo año y después se afrontará el reto del ábside, en el que habrá que decidir cuál es la mejor solución para enlazar con la obra vieja de esta parte.La complejidad de la construcción es proporcional a su espectacularidad. Todos los elementos están construidos, afirma Bonet, a partir de un sistema modular con series muy sencillas. Gaudí se inspiraba en la naturaleza -veía la nave de la Sagrada Familia como un bosque en el que los árboles eran las columnas que se bifurcaban a lo alto formando las bóvedas de manera que la luz se deslizaba entre las ramas-, pero también era un perfeccionista de las matemáticas. En las columnas, por ejemplo, ideó unas formas helicoidales a partir de diversas figuras geométricas, según explica Bonet. También había calculado el tipo de materiales, aunque las nuevas técnicas y normativas han obligado a realizar cambios. "Hemos adaptado los cálculos hechos por Gaudí a la normativa actual, y eso nos ha obligado a poner mucho más hierro del que habría puesto él", afirma Bonet, que explica que ahora "la piel del templo es de piedra pero el interior es de hormigón armado". "Esto da más seguridad, pero a veces las normativas son absurdas. Si las catedrales hubieran seguido la normativa no se habrían construido, y no se habría avanzado. Cuando el hombre quiere tener seguridad, pierde libertad. Y para avanzar hay que tener libertad, aunque te la juegues".

Jordi Roviralta
Jordi Roviralta

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