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El Gobierno y las cementeras negocian un plan de incineración

La patronal de las cementeras, Oficemen, está negociando con los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente la destrucción de las harinas cárnicas que a partir del 1 de enero no podrán utilizarse para alimentar a ningún animal de granja.Dicha patronal calcula que el coste de adaptación de cada planta cementera para que sea capaz de incinerar harinas cárnicas rondará entre 400 y 450 millones de pesetas. Con esta inversión, cada instalación podría destruir las harinas sin generar, aseguran, contaminación, dado que los hornos donde se produce la combustión alcanzan los 2.000 grados.

Las empresas tendrán que instalar un habitáculo para recibir y analizar el material, un silo de almacenamiento y descarga donde depositar la mercancía y una cadena sin fin, precintada y ventilada para llevar las harinas hasta el horno. El precio del montaje llegaría hasta los 300 millones de pesetas por cada horno que destruya las harinas. Los empresarios suman a ello los gastos de personal y el aumento del Impuesto municipal de Actividades Económicas.

Fuentes del sector calculan que el coste de destrucción de las harinas se situará en 6 pesetas por kilogramo para una planta capaz de incinerar una media de 20.000 a 25.000 toneladas de harinas al año.

Las empresas exigirán al Gobierno que el transporte desde la planta de tratamiento de residuos que inertice las harinas hasta la cementera que los destruya cuente con un certificado de Sanidad que explique claramente que se trata de harinas cárnicas procedentes de huesos y carne, y no de residuos peligrosos o MER.

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