El Gobierno francés concluye que el 'Erika' estaba corroído por la herrumbre
La comisión de investigación destaca que el mal estado del buque era anterior al naufragio
Nada se pudo hacer para evitar la catástrofe provocada por el petrolero maltés Erika, dado el estado en que se encontraba este navío, "corroído por la herrumbre y mal conservado", que el grupo francés TotalFina-Elf había fletado para transportar 37.000 toneladas de crudo. Así lo establece el informe definitivo de la Oficina de Investigación de Accidentes, vinculada al Ministerio de Transportes francés. El Erika se partió en dos el 12 de diciembre de 1999 en el Finisterre francés y el crudo derramado contaminó casi 400 kilómetros de la costa occidental de Francia.
Por este asunto hay abierto un sumario judicial con 10 procesados; entre ellos, el capitán del barco, Karun Mathur, y el propietario, Giuseppe Savarese, así como la sociedad Rina, que había proporcionado el último certificado de navegación del barco. Entre los procesados figuran también tres oficiales de servicio en la prefectura marítima de Brest durante la noche del naufragio, por supuestas negligencias. Nada se ha decidido aún acerca de la eventual responsabilidad penal del grupo petrolero TotalFina-Elf, que fletó el transporte.Según la comisión investigadora, el análisis de los trozos del barco rescatados del fondo del mar muestra pérdidas de entre el 30% y el 50% de espesor en las chapas corroídas. Las causas de esta situación eran "muy anteriores al naufragio", precisó el director de la Oficina de Investigación de Accidentes, Georges Tourret. El informe menciona las reparaciones que se hicieron al Erika en 1998 en el astillero de Bijela (Montenegro), a requerimiento de la sociedad clasificadora Rina, y considera evidente que "son preocupaciones puramente económicas las que prevalecen a la hora de elegir los proveedores, y principalmente el astillero de reparación". Los investigadores franceses detallan la desastrosa forma en que se hicieron los montajes y las soldaduras, y la utilización de chapas de acero de espesores diferentes.
La misma sociedad Rina fijó un nuevo control para el mes de enero de 2000, a raíz de una inspección al Erika realizada en noviembre de 1999 en el puerto italiano de Augusta. Pero ya no hubo tiempo: el petrolero se fue al fondo del mar el 12 de diciembre. Para los investigadores, el capitán del barco "subestimó la gravedad de las fisuras" y "habría debido prevenir a las autoridades marítimas"; pero, de todos modos, el estado del navío era tan malo que "no podía resistir", aseguró Jean-Louis Guibert, copresidente de la comisión investigadora de este accidente.
El informe recomienda a las compañías petroleras una mayor exigencia y les pide que no fleten navíos antiguos cuya propiedad haya cambiado 24 meses antes. El Erika, construido en Japón en 1975, cambió tres veces de bandera (primero, Panamá; luego, Liberia, y finalmente, Malta) y ocho de nombre, además de haber obtenido sus certificados de navegación de cuatro sociedades de clasificación distintas.
Diez meses después de la catástrofe del Erika, el carguero italiano Ievoli Sun naufragó cerca de la península de Cotentin (Normandía) con 4.000 toneladas de estireno y 2.000 más de otros productos. Continúa apreciándose en la zona del naufragio un ligero olor a este producto, así como trazas irisadas en la superficie del agua, pero el armador afirma que las investigaciones submarinas realizadas la semana pasada no revelan nuevas fugas. El carguero se encuentra a 70 metros de profundidad desde que se hundió, el 31 de octubre, a 35 kilómetros de la costa francesa.
En este caso no se ha informado de daños ecológicos importantes.
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