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Tribuna:CIRUGÍA DE LA OBESIDAD
Tribuna
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Criterios estrictamente médicos

El pasado 21 de noviembre se publicó en estas páginas la crítica, en mi opinión completamente fuera de lugar, del presidente de la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO), don Aniceto Baltasar, en torno a los criterios de actuación del Servicio Vascos de Salud-Osakidetza en su actividad de cirugía bariátrica o cirugía de la obesidad mórbida y que fueron expuestas por el consejero de Sanidad en el Parlamento hace escasas fechas.Como director general de Osakidetza, me veo en la obligación de hacer varias puntualizaciones. En primer lugar, Osakidetza no emplea ningún criterio "economicista" para llevar a cabo su programa de cirugía bariátrica. Y a las pruebas me remito: nuestra red dispone de cuatro unidades quirúrgicas de este tipo en otros tantos hospitales, que en cuatro años han realizado 351 intervenciones. Es decir, proporcionalmente, el triple que las realizadas por otros servicios de salud. No hay que olvidar que, para el 6% de la población que representamos en el conjunto del Estado, tenemos el 25% de las unidades de cirugía bariátrica de los hospitales públicos.

Por otro lado, las afirmaciones de que el Departamento de Sanidad y Osakidetza contemplan la obesidad mórbida como un problema estético y de la presunta falta de apoyo a los profesionales, que denuncia el señor Baltasar en su artículo, se contradicen con lo que acabo de exponer: los datos que arroja el programa de Osakidetza en estos cuatro años a pleno funcionamiento, al que se han dedicado y dedican esfuerzos humanos, técnicos y presupuestarios para la formación de los profesionales y puesta en práctica de esta cirugía, no tienen, insisto, parangón en las comunidades autónomas que tienen transferida la Sanidad ni tampoco en el territorio Insalud.

Lo único que prevalece en Osakidetza a la hora de abordar el problema son criterios estrictamente médicos para una intervención de dificultad extrema, que requiere una evaluación continua e individualizada en cada caso sobre los riesgos y los beneficios esperados. Además, es una intervención que exige la colaboración de por vida del paciente, quien debe asumir la posibilidad de que su aparato digestivo se modifique de forma irreversible y colaborar en la modificación de sus hábitos alimentarios. No hay que olvidar tampoco que el riesgo de mortalidad en esta técnica es del 2% y que pueden aparecer complicaciones graves en uno de cada diez casos.

Por todo ello, es injusto y maledicente hablar de una Administración sanitaria cicatera que margina al obeso mórbido. La preocupación de Osakidetza y de sus profesionales es que los niveles de seguridad para los pacientes sean los máximos posibles. Fruto de esta preocupación ha sido la creación de un grupo de trabajo formado por profesionales de Osakidetza implicados en el tratamiento de la obesidad mórbida y expertos en esta cirugía, que ha abordado de forma global y consensuada una serie de aspectos relacionados con la cirugía bariátrica, tales como la unificación de criterios de indicación, protocolos de actuación y técnicas quirúrgicas, y la monitorización de los resultados que nos ayudarán a prestar la mejor atención posible en este campo.

El propio consejero de Sanidad, en aras a la transparencia y en busca de un debate sosegado y documentado sobre el tema, se comprometió a enviar a la Comisión de Sanidad del Parlamento las conclusiones de este grupo de expertos.

Dejemos, pues, las cosas en su sitio. Trabajemos de verdad en pro de los pacientes y no pongamos por delante intereses particulares o corporativos disfrazados de buenas intenciones.

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Francisco Villar Colsa es director general de Osakidetza-Servicio vasco de Salud.

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