El castillo de Lope García de Salazar
La torre de Muñatones fue emblema de las guerras de bandos medievales
Como si fuera una recreación arquitectónica del cuento del cazador cazado, la torre de Muñatones ha terminado, después de siglos de soberbia y dominio sobre el territorio cercano, rebasada por las instalaciones de una planta petroquímica, en cuyo interior se encuentra. El castillo que fue y es referencia imprescindible para entender las luchas de bandos que asolaron el territorio vasco en los siglos XIV y XV se diluye en el paisaje industrial que domina toda la localidad vizcaína de Muskiz, frente al Cantábrico.El poderoso linaje de los Muñatones fue el primero que habitó estos terrenos. Aunque en sus memorias se consideran descendientes del conde de Noreña en Asturias, la realidad era más pedestre: procedían de la cercana localidad de Galdames, también en las Encartaciones vizcaínas. Cuando se presentan en Muskiz, ya cuentan con ciertas propiedades que aumentarán gracias a una hábil política matrimonial. En el primer tercio del siglo XIV, los Muñatones dominan ya todo Somorrostro, Galdames y parte de Sopuerta.
Llega entonces el enlace con los Salazar y el comienzo de la historia de esta fortificación construida poco antes de que la peste negra comenzara a asolar Europa, a mediados del XIV. Y con esta epidemia vendrá la plaga de las guerras de bandos que tan bien relataría en sus Bienandanzas e fortunas Lope García de Salazar, el protagonista más célebre del castillo de Muñatones, tanto por sus aportaciones escritas como por las barbaridades que cometió contra el bando de los gamboínos.
Lope García de Salazar reformó completamente la vieja torre que había levantado su padre. Tras un buen número de obras, el resultado fue un hermoso castillo de cuatro plantas (las dos primeras de almacen, la tercera y la cuarta como vivienda), rodeado por una muralla exterior, dibujada alrededor de la torre y que dejaba entre ambas edificaciones un pequeño patio.
Lope García de Salazar desde la temprana edad de 16 años anduvo metido en batallas. A los 18 mató a su primer enemigo, con el que inauguraría una triste lista de muertes violentas que escandalizaron hasta al rey Enrique IV que le desterró en 1457 a Jimena de la Frontera (Cádiz). Pero bueno era el dueño del castillo de Muskiz para cumplir órdenes de nadie. Quebrantó la condena y regresó a su casa para seguir liderando las guerras de bandos. Era uno de los hombres más poderosos del Señorío de Vizcaya y, en caso de necesidad, podía alzar en armas a 2.000 hombres como hizo en 1448, cuando tenía 49 años.
La residencia de Lope era proporcional a lo desmedido de su envergadura y de su estatura y preparada desde los cimientos al tejado para ser inexpugnable. Hay que tener en cuenta que estas fortalezas tenían un fin expresamente defensivo: la puerta, por ejemplo, no estaba a la altura del suelo, sino que se encontraba en el segundo piso. Se accedía, pues, por una escalera de madera, que se retiraba en caso de ataque enemigo. Y la cubierta no era de tejas, sino que era una azotea creada con entrecruzado de más de 80 vigas de medio metro de diámetro.
La muralla exterior era (y es) de una consistencia similar: se trata de una voluminosa cerca de 2,85 metros de grosor con una altura de 10 metros, con una sola entrada que tiene los escudos de Muñatones, Salazar y Butrón. Esta muralla se completa con otra exterior con foso.
La vivienda no estaba exactamente en la torre. La familia residía en unos edificios de madera adosados al cuerpo del castillo y como él mismo relata en su obra, eran "plaçenteros e valian más que la torre prinçipal para aposentamientos". El acceso se hacía por unas puertas de 2,50 metros, que estaban hechas a medida de la altura de su autor. Y esto parece cierto, porque se ha comprobado que Lope medía 2,10 metros, según los estudios que se han hecho de sus huesos, tal y como se recoge en la monografía sobre el castillo de Muñatones de José Manuel González Cembellín, publicada por la Diputación de Vizcaya.
Pero la fortaleza física del autor de las Bienandanzas tenía que llegar a su fin: fue asesinado por su hijo, por cuestiones de herencia, a los 77 años. A partir de aquí, pese a reparaciones parciales, comienza la decadencia.
Los datos
Cómo llegar: El Castillo de Muñatones se encuentra dentro de las instalaciones de la empresa Petronor, en la localidad vizcaína de Muskiz. No impide que todavía se pueda disfrutar de su estampa desde una de las carreteras del municipio, al que se accede por la A-8 desde Bilbao.Alojamiento: En Muskiz hay un hotel, que lleva el nombre del pueblo (tel. 94 6707634). En la localidad cercana de Santurtzi, también están San Jorge (tel. 94 4839393),el Santurce (tel. 94 4611732) o el Iruña (tel. 94 4610601).
Comer: Además del reseñado Barbadun (tel. 94 6708086), están los restaurantes Txiki (tel. 94 6707702) y Las Palmeras (tel. 94 6708053).
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