"El sistema inmune es el mejor barómetro del estado nutricional"
Los mecanismos de relación entre la inmunología y la nutrición en los seres humanos han sido profusamente estudiados desde los años sesenta por el pediatra indio Ranjit Kumar Chandra, actualmente afincado en Canadá. Este investigador en la Universidad Memorial de Terranova y responsable del Centro de Inmunología y Nutrición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que "el sistema inmune es el barómetro más sensible del estado nutricional" y que una nutrición deficitaria incrementa notablemente el riesgo de todo tipo de enfermedades. En los pacientes ingresados prolonga la estancia hospitalaria, del mismo modo que aumentan las posibilidades de que aparezcan complicaciones.Pero los déficit nutricionales no son patrimonio exclusivo de los países en desarrollo, según Chandra: "El 40% de la población de las sociedades industrializadas tiene problemas de nutrición".
Los hábitos de la vida moderna, las prisas, las comidas fuera de casa y el gusto por muchos de los alimentos preelaborados son algunas de las razones que invoca este especialista, nacido hace 62 años en el Estado indio de Punjab, para aseverar que "también en los países ricos hay deficiencias nutricionales, aunque sean subclínicas, que pueden observarse si se realizan controles bioquímicos".
Chandra, que ha viajado a Madrid para ser nombrado miembro de la Real Academia de Doctores, empezó a estudiar la respuesta inmune en niños desnutridos a finales de los sesenta, cuando, siendo pediatra en su India natal, observaba que, de 30 niños hospitalizados, unos seis morían en apenas 24 horas por infecciones que aparecían como complicaciones por malnutrición.
"Todavía recuerdo la cara de una niña de 18 meses que fue ingresada por una neumonía y con problemas de desnutrición. No pudimos hacer nada", cuenta Chandra, propuesto en dos ocasiones al Premio Nobel de Medicina. A partir de estas experiencias empezó a estudiar en bebés, niños, adolescentes, adultos y ancianos los aspectos inmunológicos y cómo "una dieta pobre no sólo en proteínas, sino también en vitaminas y minerales, podía debilitar el sistema inmune y aumentar el riesgo de enfermedades".
Tras investigar esta relación en todos los grupos de edad decidió centrar su trabajo en la población mayor de 65 años, "especialmente vulnerable a la malnutrición". En 1992 publicó en The Lancet un estudio sobre los efectos de las vitaminas y los minerales en el sistema inmunológico y su acción protectora frente a las enfermedades. En este trabajo, de un año de duración, 96 ancianos sanos e independientes fueron divididos en dos grupos: uno fue tratado con un suplemento nutricional formulado por Chandra, mientras que el grupo control tomó un placebo.
El estudio demostró que los ancianos del grupo control tenían más bajo el número de linfocitos T y células NK, poblaciones celulares directamente implicadas en la respuesta inmune, y presentaban un riesgo sensiblemente mayor de morbilidad; es decir, de sufrir infecciones y otras enfermedades.
"A lo largo de esos 12 meses comprobamos que los ancianos tratados con el suplemento nutricional sufrieron menos problemas de salud: estuvieron una media de 23 días por año enfermos, frente a una media de 48 días en el grupo control. Si esta medida la trasladamos a población hospitalizada vemos que se reduce la estancia en el centro, así como el número de complicaciones, con lo que también se reducen los costes sanitarios y el sufrimiento".
Según Chandra, los ancianos constituyen en los países desarrollados el grupo poblacional más vulnerable a los déficit de nutrición "por su situación de soledad, problemas de autonomía y menor poder adquisitivo. Además suelen tomar diferentes medicamentos, y esto contribuye a que sufran trastornos en la absorción de los nutrientes". La formulación nutricional que ha elaborado es la única probada en ensayos clínicos. "Sólo falta ajustar la dosis para cada grupo de edad", dice.
Chandra ha observado además otro efecto: las deficiencias nutricionales pueden precipitar la aparición de enfermedades latentes, como ciertos tipos de cáncer, e incrementar la susceptibilidad a sufrir determinadas infecciones.
"Por ejemplo", agrega, "los tumores malignos de esófago y laringe están asociados a deficiencias de zinc y selenio. También los fumadores, que presentan muy a menudo déficit de algunos micronutrientes, tienen un riesgo de cáncer añadido al que comporta el tabaco".
Chandra, que dedica varios meses del año a trabajar en la India, también ha observado en sus investigaciones que un óptimo estado nutricional mejora las funciones cognitivas (memoria inmediata, orientación, capacidad de aprendizaje). Para el próximo año tiene previsto emprender un estudio de dos años de duración en pacientes con Alzheimer "para comprobar si con un correcto control nutricional es posible reducir el deterioro cognitivo anual que sufren estos enfermos".
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